El daño producido por una violación suele ser un buen inicio por dónde enfocar una película. A partir de ahí se pueden hilvanar numerosas tramas relacionadas con traumas personales, cambio de actitud respecto a la gente de alrededor, problemas para tener una relación amorosa... Sin embargo, todos conocemos que Almodóvar tiene una capacidad especil de desaprovechar buenas ideas en pos de cansar a los cinéfilos con sus fricadas sacadas de la movida madrileña.

Efectivamente, esta película tiene un final resultado de la violación de una pobre chica. No obstante, el afamado director manchego coloca la violación al final y centra el desarrolo de su película en un montón de ideas sin acabar y escasamente desarrolladas. Más le hubiera valido centrarse en una sola de esas ideas y desarrollarla. A pesar de ello, hay que reconocer para alivio de muchos que en ésta, Almodóvar parece haberse dado cuenta que su peculiar desfile de Travestis, heroinómanos, y demás elementos de sus películas cansan cuando se dan en abundancia.

Por el resto, lo que suele caracterizar a las películas del oscarizado director; personajes poco creíbles, exageraciones que no vienen a cuento, y estética muy simplona. Conviene recalcar unguión que, aunque no es nada del otro mundo, si que parece mucho más serio que otras películas de los inicios de Almodóvar.

En cuanto a los intérpretes, destacar a las actrices como viene siendo habitual en las películas de un director que parece tener un don para que sus actrices den lo mejor de si mismas. Respecto a los intérpretes masculnos, estos sufren la escasa habilidad de un director para retratar personajes de su género.