Todavía recuerdo estar leyendo "El Señor de los Anillos" aquel fatídico 11 de Septiembre de 2001, me encontraba justo saliendo de Moria, y en aquel momento la mezcla del desastre de las Torres Gemelas junto con la muerte y epicidad de Gandalf en el abismo, me hicieron vibrar de una forma como pocas veces he sentido a leer un libro.

En aquel momento ya se sabía que estaban listas las películas basadas en la famosa mitología de Tolkien, pero pocos teníamos la esperanza de que alguien consiguiera acercarse un poco a la magia desplegada y la imaginación desbordante de semejante autor.

Pues se logró plenamente: capturar la esencia del primer libro en ésta primera película. La sensación de viaje hacia lo desconocido y las apabullantes descripciones de Tolkien estaban ahí, para disfrute de un público mucho más masivo que el ente literario.

Se nota que el guión está trabajado y reescrito mil veces para poder dar con el equilibrio perfecto entre homenaje literario y el estándar cinematográfico. Cada personaje está perfectamente desarrollado y perfilado, si bien es cierto la inevitable diferenciación con el subconsciente individual del lector. Pero aquí se aúnan todas las virtudes de una gran novela junto con un despliegue de medios apabullante.

La música de Howard Shore y Enya se perfilan como odas prodigiosas, grandilocuentes y etéreas. Las fanfarrias aunque colman los momentos más agitados del film, no distraen la atención del espectador, los coros de Enya y el resto del elenco suponen un brindis en el altar de los sueños, pues temas como "Aniron", "May It Be" suponen un auténtico festival de brillantez y talento.

La dirección es firme, con un ritmo constante y al servicio de la historia, no hay momento para el descanso pero si para la contemplación de escenas prodigiosas como las de Hobbiton, Moria o la inmensidad arquitectónica de Rinvendel. Por no olvidar ese inicio rompedor a las lomas del Monte del Destino, con un Sauron espléndido. O las sobrecogedoras cavernas y abismos de Moria.

El pequeño homenaje que se hace a la balada de "Beren y Luthien", aquí encarnados por Aragorn y Arwen es sencillo y efectivo. Da otro toque al relato original. Y la ausencia del fallido red herring original de Tom Bombadil y el túmulo de los muertos, no sólo no se necesita si no que da más ritmo a la película.

Lástima que tanto "Las Dos Torres" como "El Retorno del Rey" desfallezcan en todo lo que La Comunidad del Anillo acierta: realización visual, artística, sonora e interpretativas soberbias y con corazón. Se nota que son fans lo que estaban detrás de los personajes y el guión respetuoso e inteligente respecto a la obra en la que se basa.

Legendaria y atípica adaptación de una obra inabarcable.