Media votos
5,5
Votos
2.558
Críticas
12
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Markus David Sussmanovitch:
7
8,2
39.396
Ciencia ficción. Drama
Futuro, año 2000. En la megalópolis de Metrópolis la sociedad se divide en dos clases, los ricos que tienen el poder y los medios de producción, rodeados de lujos, espacios amplios y jardines, y los obreros, condenados a vivir en condiciones dramáticas recluidos en un gueto subterráneo, donde se encuentra el corazón industrial de la ciudad. Un día Freder (Alfred Abel), el hijo del todopoderoso Joh Fredersen (Gustav Frohlich), el hombre ... [+]
2 de marzo de 2010
41 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya tenía ganas de ver esta película. La tan famosa Metrópolis, inspiradora de tantas, precursora de tanto.
En la crítica al cine siempre hay que saber establecer una distinción entre el mensaje de una película y su aspecto técnico, entre su guión y su expresión artística.
En su faceta meramente artística, Metrópolis es un gran paso en lo que llamamos cine, y nadie le va a restar méritos en ello. Obra ejemplar del expresionismo alemán, donde la prevalece la intención de provocar sensaciones subjetivas mediante el impacto visual, en vez de mostrar realidades objetivas. Su ambientación atrayente y cautivadora sirve de escenario a una ciudad del año 2026 que es inmensa y claustrofóbica al mismo tiempo. Una de las primeras piedras de la ciencia-ficción se colocó así en clave distópica y futurista. De la misma manera que la banda sonora y el fondo musical hacen un trabajo que compensa mucho la ausencia de diálogos sonoros (es cine mudo, recordemos).
Ahora bien, si entramos en la parte del mensaje, siento decir que llega a ser indignante.
En la crítica al cine siempre hay que saber establecer una distinción entre el mensaje de una película y su aspecto técnico, entre su guión y su expresión artística.
En su faceta meramente artística, Metrópolis es un gran paso en lo que llamamos cine, y nadie le va a restar méritos en ello. Obra ejemplar del expresionismo alemán, donde la prevalece la intención de provocar sensaciones subjetivas mediante el impacto visual, en vez de mostrar realidades objetivas. Su ambientación atrayente y cautivadora sirve de escenario a una ciudad del año 2026 que es inmensa y claustrofóbica al mismo tiempo. Una de las primeras piedras de la ciencia-ficción se colocó así en clave distópica y futurista. De la misma manera que la banda sonora y el fondo musical hacen un trabajo que compensa mucho la ausencia de diálogos sonoros (es cine mudo, recordemos).
Ahora bien, si entramos en la parte del mensaje, siento decir que llega a ser indignante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Lo que comienza siendo un símil hiperbólico pero acertadamente planteado de la explotación del hombre por el hombre con la ayuda del dominio de la tecnología por los pudientes, termina dando una moraleja del todo pasmosa. Aunque quizás lo es menos cuando advertimos que esta película ha sido nombrada patrimonio artístico por la ONU y que su guionista, Thea von Harbou, mujer del director, Fritz Lang, simpatizó con el Tercer Reich, siendo esta precisamente la causa de su ruptura.
Yendo al grano, el final nos da un mensaje que no pretende abolir esta explotación, sino que pretende, con esa ambigua sentencia rodeada de estética religiosa a lo largo de toda la película, que "entre el cerebro y las manos medie el corazón", lo cual se traduce, mediante una interpretación literal de la escena final, en que los explotados acepten su rol y los explotadores lo sigan siendo. Pero, eso sí, con una sonrisa y buen voluntad, oye. No se dejen llevar por radicalismos utópicos (muchas reminiscencias al ludismo), que sólo traen consigo libertinaje y relajamiento moral, sean moderados, acepten con religiosa, cristiana resignación su papel, su jornada laboral interminable, que los de arriba, con cerebro y buen corazón, sabrán hacer las cosas bien.
Yendo al grano, el final nos da un mensaje que no pretende abolir esta explotación, sino que pretende, con esa ambigua sentencia rodeada de estética religiosa a lo largo de toda la película, que "entre el cerebro y las manos medie el corazón", lo cual se traduce, mediante una interpretación literal de la escena final, en que los explotados acepten su rol y los explotadores lo sigan siendo. Pero, eso sí, con una sonrisa y buen voluntad, oye. No se dejen llevar por radicalismos utópicos (muchas reminiscencias al ludismo), que sólo traen consigo libertinaje y relajamiento moral, sean moderados, acepten con religiosa, cristiana resignación su papel, su jornada laboral interminable, que los de arriba, con cerebro y buen corazón, sabrán hacer las cosas bien.