Es una de las revelaciones del pasado año y una de las películas más difíciles de descifrar que nos hemos encontrado últimamente en las pantallas.

Rodrigo Sorogoyen nos muestra la ciudad de Madrid acompañando a dos jóvenes que se han visto en una fiesta y en la que el partenaire masculino no deja de probar de conquistar a la chica. En un segmento que podríamos resumir como un Antes del amanecer sin la calidez que dotaban Julie Delpy y Ethan Hawke pero igual de interesante y cercana aunque con una atmósfera fría que no decae en ningún momento de la narración.

A la mitad comienzan los golpes de efecto al espectador desorientando pero a la vez profundizando en el ejercicio que dota de personalidad a este filme y que no terminan hasta los títulos de crédito. Una juventud mostrada en dos capas que deja libertad a la subjetiva visión del espectador ante esos radicales cambios que se encuentra; siendo uno de los encantos de esta Stockholm que es; junto a La herida de Fernando Franco, la mejor propuesta de nuestro cine en este año; rico en (buenos) títulos y prometedor para el futuro.

Aura Garrido magnetiza la pantalla y crea un personaje interiormente complejo y duro; probablemente la mejor interpretación femenina del cine español junto a la de Marián Álvarez del año. Javier Pereira interpreta al chico, y crea un personaje algo más agradecido pero también complejo, haciendo un trabajo que merece nominación.

No es la clásica historia de chico conoce chica, ni el Antes del amanecer español, si no una historia sobre dos jóvenes en Madrid con puntos que pueden recordar a nombres como Haneke o incluso al Kubrick de La naranja mecánica.

No la entenderán o les encantará. Denle la oportunidad de hechizarles como la mirada de Aura Garrido.