District 9 es una de esas películas especiales que bien podrían crear un universo totalmente nuevo, pero que es mejor que queden en el olvido para que no vengan otros directores con ansias comerciales (con el fajo de billetes en mano) y saquen provecho de una de la spelículas más acertadas y refrescantes de este trillado género como es la ciencia ficción casi palomitera.

Los primeros minutos son de obra maestra. Lo que se narra, y sobre todo la forma en la que se narra esta a medio camino entre lo cómico y lo inesperado. Esa humanización, quizá exagerada, de las criaturas que pululan por el distrito 9 a muchos les aberrará mientras a otros enganchará desde el primer segundo, porque la película empieza sin más, sin necesidad de narrar con grandes efectos como las criaturas llegarón, ni siquiera con la necesidad de explicar porqué están allí, pero sin con la necesidad de enganchar a un público con un éxito sorprendente.

Tras una primera parte en la que más de uno se desorientará la película se centra en un personaje, que va ganando carisma y evolución conforme pasan los minutos. Es cierto que no son las actuaciones más emotivas de la historia del cine, pero no es el propósito de una película como esta. La gran variedad de acontecimientos que ocurren sirven casi de homenaje a un género, con un montón de referencias (voluntarias o no) a los grandes del género. Es como si toda una sucesión de topicazos desfilaran por la gran pantalla pero esta vez desde un prisma totalmente diferente.

Conectado un poco con lo anterior, lo más admirable de esta película es que su argumento es un gran refrito de las películas de bichos tradicionales y comerciales, que cuando la cuentas no aporta absolutamente nada nuevo pero que cuando la ves despierta algo dentro de ti, y toca algo dentro que va mucho más alla del cine visual. La película toca la fibra sensible de algún modo que no se alcanza a entender, y los sentimientos de melancolía y empatía chocan con la hipocresía del ser humano. Es muy fácil sentir pena por las criaturas que vemos, pero es humanamente imposible pensar que en una situación hipotética de estas características los humanos admitamos a tales criaturas. En cuanto dieran el más mínimo problema no nos importaría pedir la cabeza de todos y cada uno. Es ahí donde la película fluye en la reflexión obligada.

Lejos de ser un experimento, District 9 invita a contemplar como una película sin unos efectos especiales perfectos puede ser una cinta visualmente sorprendente. Una película que, siendo perfecta para todos aquellos que disfrutan de la ciencia ficción pura y dura (e incluso de la acción mássimple) no deja de lado la carga emotiva en ningún momento. Todo un ejemplo a seguir de los que ya no se ven en el género ni en la difícil misión de aunar argumento y entretenimiento.