Enorme decepción. Enorme.

Tengo la fortuna de poseer la primera edición del libro de Piers Paul Read "Viven", que he leído y releído hasta la saciedad, hasta conocer al dedillo todo lo que aconteció en el fatídico Fairchild estrellado en los Andes. Confiaba en que la película de Marshall me hiciese experimentar lo mismo que siento al hojear el libro e imaginar la epopeya trágica que tuvieron que soportar los náufragos, pero está claro que algo falla si los actores no adelgazan nunca durante el transcurso del metraje real, no les crece sino una barba ridícula en semanas y parecen mejor bronceados y alimentados que un nativo de Hawaii. Por favor, intentad haceros con el libro de Piers y, sólo entonces sabréis porqué la adaptación a la gran pantalla de "Viven" es ridícula y bochornosa a todos los niveles.

Una pérdida de tiempo, una absoluta decepción y una demostración más de lo peligroso que es adaptar al cine con poco tacto un trabajo literario de primera calidad, en este caso, periodismo hecho novela.