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España España · Córdoba
Voto de Talía666:
2
Romance. Drama La tercera parte de la trilogía se desarrolla en Grecia. Nueve años después de su segundo encuentro romántico, el destino vuelve a unir las vidas de Celine (Julie Delpy) y Jesse (Ethan Hawke). (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2014
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que la trilogía de Linklater tiene muchos adeptos, y eso se nota en la cantidad de críticas inexplicablemente gloriosas que he encontrado también de esta tercera entrega. Y es que los que convirtieron a la parejita protagonista en personajes de culto, ya les echen lo que les echen están dispuestos a flipar con ellos hasta la muerte.

Yo, por hache o por be, no me llegué a enganchar de ninguna de las 2 partes anteriores. La primera, la de Viena, me pareció supergilipollas y los diálogos casi idénticos a los de dos besugos borrachos. La segunda, la del reencuentro en París, infumable, pastelosa y a ratos directamente vomitiva. Donde muchos vieron supuestos diálogos inteligentísimos y naturales como la vida misma yo solo vi un cutre proceso de cortejo más bien torpe por parte de los dos protagonistas. No obstante, no perdí la esperanza y siempre tuve claro que si había un tercer acto también me lo tragaría, más que nada, para darle algún sentido a toda esta sarta de majaderías con pretensiones de originalidad.

Y al final el sentido que tiene es el de todas las historias de amor más o menos largas: la rutina, el aburrimiento, el desinterés, la disfunción eréctil, el dolor de cabeza crónico, la insatisfacción, la decepción, la tensión a punto de estallar... En fin, si algo bueno puedo decir de esta entrega es que, dentro de la inanidad del producto completo, es la más sincera, la más reconocible. Al menos es algo menos flower power que las otras dos.

Pero eso sí, igual de aburrida, o más si cabe. La constante verborrea del personaje neuropático de Julie Delpy a ratos provoca estupor y a ratos horror. De todas formas ya era así en las dos primeras partes, de modo que el marido en el pecado lleva la penitencia. Ya sabía bien con qué clase de loro se juntaba. Pero claro, es lo típico: lo que al principio era más o menos llevadero e incluso simpático de la pareja, al cabo de los años se hace insoportable y desquiciante. Bueno, pero qué os voy a contar?
Talía666
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