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España España · barcelona
Voto de Kokolo:
6
Drama Walter Vale (Richard Jenkins), un profesor universitario de Connecticut que viaja a Nueva York, se ve envuelto en la vida de una joven pareja inmigrante a la que encuentra viviendo en su apartamento de Manhattan, un piso que apenas visita. Tarek (Haaz Sleiman), un músico sirio, y Zainab (Danai Jekesai Gurira), su novia senegalesa, viven allí porque alguien les ha alquilado el apartamento, haciéndose pasar por el dueño. (FILMAFFINITY)
20 de abril de 2009
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Esta es una película que te gusta a medida que la recuerdas, mientras la ves, todo parece muy obvio, con falta de ritmo, pero al final, como en las buenas jam sesions, todo encaja y el recuerdo es bueno.
Me encanta Richard Jenkins. Debo reconocer que lo descubrí hace poco, viendo "a dos metros bajo tierra", pero es un actor que puede ser camaleónico y mostrarse distinto, de una forma coherente, en una misma película. Aquí nos muestra en el inicio, un personaje tímido y que no acepta las críticas de su profesora de piano, y al final pasa a ser un aprendiz, con la humildad de un niño y también con su inocencia.
Igual que los tambores nos retrotraen a un estado anterior, donde todo era percusión y ritmo, el personaje, tras su encuentro con los dos okupas de su casa, vuelve a un estado infantil, donde todo le sorprende, donde el mundo de los adultos se le torna incoherente, donde no entiende lo que pasa, donde le sale la osadía, aunque al final, no le sirva de nada.
Los personajes secundarios, tanto la pareja de inmigrantes como su madre, están muy bien armados, diferentes entre sí y aunque personajes sencillos, con aristas contundentes, fácilmente identificables.
A toda la película le falta un poco más de profundidad temática, el guion es demasiado fino para sostener la película y volverla un peliculón. Tampoco los escenarios donde la película se rueda nos ayudan a sumergirnos en el drama de la emigración, como probablemente nos habría ocurrido si la película la hubiese dirigido Ken Loach por ejemplo, pero el ritmo de los tambores lo cambia todo, y Richard Jenkins saltando a la arena del parque, rodeado de negros africanos, con ese aura de timidez, ternura, inocencia y valor, justifican el film.
Kokolo
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