Sacha Baron Cohen siempre ha sido un actor polémico y aunque su mayor polémica la alcanzara con esta película y con Bruno, luego llegó El dictador que se asemeja bastante a este personaje para darle un aire aún más comercial y gamberro que también polemizó al mundo entero. Un actor amado y odiado a partes iguales que en mi caso amado he disfrutado, disfruto y disfrutaré muchísimo con esta película que estando rodada a modo documental no deja de ser una desternillante road movie que investiga al ciudadano americano desde los ojos de otra cultura oriental. Se marca un spin-off de un personaje ya visto en la infravalorada Ali G aunque esa no esté a la altura del señor de Kazajstán y borda un papel realmente sorprendente y lógicamente premiado y nominado a varios premios. Una de las mejores comedias que jamás habré visto, amena y disfrutable con un ritmo plausible, una sucesión de gags a cada cual más gamberro e hilarante como desagradable y escatológico para algunos. El señor Cohen se marca el guión y la interpretación de un personaje que espero que hagan secuela pronto pero sinceramente no he escuchado nada de que vayan a hacerla y es una lástima porque me gustaría ver más profundidad de la que ya nos explica el señor Borat en la película y explorar otros países y reírnos de la forma más negra y burda. Una revelación de la comedia del siglo XXI, y aunque haya logrado personajes para la historia, pienso que este es el que le hizo alcanzar el olimpo de la comedia negra.
Una cinta desternillante y entretenida con un guión solvente y original por más que haya un par de chistes que no haya entendido debido a la diferencia de culturas. El dictador bebió de esta película y con razón. Mucho talento e ingenio de la mano de una sorprendente dirección de Larry Charles.