Un verano con Mónica de Ingmar Bergman es un drama romántico sobre unos jóvenes que se enamoran y escapan de sus respectivos hogares para pasar juntos un verano. Dirigida con un ritmo pausado y con el estilo subjetivo del director, es una obra arrojada por la temática y por cómo es llevada a cabo, siendo en conclusión un film profundo. Realizada de modo notable tiene un resultado impecable que gusta ver.
La fotografía en blanco y negro es evocadora y está repleta de detalles confortantes que la hacen visualmente atractiva. La música es algo discordante al usar sonidos emotivos en las partes románticas de la historia e inquietantes en las escenas más sentimentales, no siendo un buen acompañamiento. Los planos y movimientos de cámara completan un original trabajo técnico a través del uso de los subjetivos, primeros planos, primerísimos, cámara en mano, voyeur y travellings que ofrecen algo distinto a lo usado convencionalmente por otros directores.
Las actuaciones son cumplidoras. Harriet Andersson y Lars Ekborg como protagonistas consuman unos certeros papeles como primerizos enamorados, siendo buenos los acompañamientos de John Harryson, Georg Skarstedt, Dagmar Ebbesen, Bengt Eklund y Áke Fridell. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones formales en ciudad y más carentes cuando se encuentran solos en una pertinente labor.
El guion, escrito por el director junto con Per-Anders Fogelström y basado en la novela de este último, es profundo al plasmar de manera admirable una historia incitadora y realista que muestra el mero reflejo del amor cuando este parece ser correspondido cuando en realidad no lo es. Esto se lleva a cabo con una narrativa sugestiva de jóvenes que señalan en una buena tarea la personalidad y edad de cada uno de los personajes.
En definitiva, la considero una obra inmortal e indispensable en la filmografía del director, que merece la pena ser vista por sus seguidores ya que tiene una historia sencilla pero bien llevada a cabo. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, montaje, planos y narrativa que convierten a Un verano con Mónica, en un film necesario para los cinéfilos más exigentes que busquen historias normales pero exprimidas de un modo profundo y profesional.