Película rodada en 1943 en pleno apogeo de la guerra del Pacífico contra el Japón que narra una de las batallas más duras que se libraron para ocupar la estratégica isla de Guadalcanal, primer paso hacia la victoria sobre el Japón y primera ocasión en que se veían las caras frente a frente ambos ejércitos convencionales. Los marines entran en combate por primera vez contra una avezados nipones que tenían la facultad de adaptarse perfectamente al terreno y ser capaces de sobrevivir con menos recursos.

La importancia estratégica era vital para poder atacar el Japón desde bases aéreas y tener aeródromos seguros para recibir armamento y demás pertrechos muchos más cerca de las lejanas costas del archipiélago japonés.

La dirige un experto como Lewis Seiler, con más de una docena de películas a sus espaldas, que con afán propagandístico y para elevar la moral de los que iban a incorporarse a filas y la del país en general, evita cruentas y sangrientas escenas, aunque a lo largo de la película presenta varias batallas al más puro estilo "hazañas bélicas" de los cómics. No oculta la muerte y la dureza de la vida en el frente, simplemente evita expresamente la visión de la miseria, el dolor y la muerte de manera explícita.

Además, y con el mismo mensaje propagandístico, ahonda someramente en la vida de un puñado de combatientes, entre los que destaca el luego conocidísimo Anthony Quinn, con sus miedos y sus sueños, sus afanes y sus miserias.

Notable película para los amantes del género, un 7.