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Voto de Maldito Bastardo:
1
7,2
71.679
Aventuras. Acción. Drama
Historia ambientada en la época del imperio maya. Cuando la idílica existencia de los mayas es brutalmente interrumpida por el ataque de una fuerza invasora, un hombre emprende un arriesgado viaje a un mundo regido por el miedo y la opresión en el que le espera un incierto final. Debido a un giro del destino y espoleado por el amor a su esposa y a su familia, emprenderá una desesperada carrera por preservar su forma de vida. (FILMAFFINITY) [+]
19 de enero de 2007
142 de 287 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Demasiado tarde! Se ha fundido los hielos a la velocidad de la luz y todavía usted no ha llegado con el cursor ni a la mitad de esta crítica. Otra vez será, aunque… ¡¿a qué está esperando para inmolar esta crítica de un ser despreciable que ha puesto un uno a esta pseudo-obra maestra y encima la ha incluido entre las peores películas del 2006?!
A Mel Gibson le sacaron los colores (los otros, ya que se supone que esta vez estaba sobrio y sereno como una rosa en Malibu) cuando en una rueda de prensa le formularon la siguiente pregunta: “¿Por qué si “Apocalypto” está basada en una historia maya, utiliza una palabra griega para el nombre de la película?” El director del peor filme que ha ganado el Oscar según Empire contestó: “Nosotros buscamos una palabra sencilla que diera fuerte impacto a este proyecto, y creímos que la palabra “Apocalypto”, que quiere decir “comienzo” era el vocablo adecuado para titular esta historia.”
Desde luego en “Apocalypto” habla de un “nuevo comienzo”, aunque con un arranque en forma de cita de Will Durant: “Una gran civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro” y la elección de la lengua de los mayas para hacer más realista el asunto, un espectador despistado puede pensar que se encuentra ante la última de Malick o Herzog.
Y es que hay directores que venden humo o arte (a gusto del consumidor) y otros, como Gibson, morbo y polémica. Los 600 millones de dólares que recaudó en todo el mundo a costa de “vender” la tortura y crucifixión de un Jesucristo de pega (la sangre corriendo por esos perfectos dientes enfundados provocaba la risa) dan bastantes pistas.
Aunque “Apocalypto” es una obra contradictoria: ultrarrealista e irrealista a la vez. De un aparente viaje para que el espectador se introduzca en la decadencia del imperio maya creado para la ocasión (la lectura de las “fusiladas” críticas de Idalia y Kingo resultan obligadas) y por otro el de una trillada, esperpéntica, gore y violenta aventura de un Rambo mesoamericano, perfectamente definido por Claudia Puig del USA Today.
Aunque mi particular resumen dará todavía más pistas:
[Puede continuar en el spoiler aunque haya pulsado veinte veces sobre el botón - Mel va por vigésimo cuarto cubata y ya está haciéndose las fotos con las féminas]
A Mel Gibson le sacaron los colores (los otros, ya que se supone que esta vez estaba sobrio y sereno como una rosa en Malibu) cuando en una rueda de prensa le formularon la siguiente pregunta: “¿Por qué si “Apocalypto” está basada en una historia maya, utiliza una palabra griega para el nombre de la película?” El director del peor filme que ha ganado el Oscar según Empire contestó: “Nosotros buscamos una palabra sencilla que diera fuerte impacto a este proyecto, y creímos que la palabra “Apocalypto”, que quiere decir “comienzo” era el vocablo adecuado para titular esta historia.”
Desde luego en “Apocalypto” habla de un “nuevo comienzo”, aunque con un arranque en forma de cita de Will Durant: “Una gran civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro” y la elección de la lengua de los mayas para hacer más realista el asunto, un espectador despistado puede pensar que se encuentra ante la última de Malick o Herzog.
Y es que hay directores que venden humo o arte (a gusto del consumidor) y otros, como Gibson, morbo y polémica. Los 600 millones de dólares que recaudó en todo el mundo a costa de “vender” la tortura y crucifixión de un Jesucristo de pega (la sangre corriendo por esos perfectos dientes enfundados provocaba la risa) dan bastantes pistas.
Aunque “Apocalypto” es una obra contradictoria: ultrarrealista e irrealista a la vez. De un aparente viaje para que el espectador se introduzca en la decadencia del imperio maya creado para la ocasión (la lectura de las “fusiladas” críticas de Idalia y Kingo resultan obligadas) y por otro el de una trillada, esperpéntica, gore y violenta aventura de un Rambo mesoamericano, perfectamente definido por Claudia Puig del USA Today.
Aunque mi particular resumen dará todavía más pistas:
[Puede continuar en el spoiler aunque haya pulsado veinte veces sobre el botón - Mel va por vigésimo cuarto cubata y ya está haciéndose las fotos con las féminas]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La historia comienza con la caza de un tapir en plena selva. Después llegan los momentos cómicos que descubren un hecho histórico: los mayas inventaron la sitcom y “Jackass”. Otro nuevo hallazgo: los mayas no tenían miedo hasta que vieron los efectos secundarios de una romería sin caballos. Y la definitiva revelación de Mel Gibson: los mayas conocían perfectamente los designios de la propiedad privada y la herencia territorial de sus ancestros.
Mel después muestras las cartas boca arriba: el bueno es tan inocente que es idiota (Forrest Gump le supera en picardía), los antagonistas son malísimos y unos auténticos villanos y el pozo-paritorio es un recurso tan vergonzoso como mediocre.
Tras un nuevo peregrinaje gore Mel realiza nuevos descubrimientos históricos con licencia para matar: los mayas disfrazaban a sus “victimas” de pitufos antes de los sacrificios, hay ¡LUNA LLENA! antes de un eclipse de sol (con los buenos astrólogos que eran los mayas no lo habían previsto) y las niñas satánicas de la época hacen profecías inventadas sobre la marcha… ¡y aciertan!
Lo único verídico que se cuenta es que los mayas utilizaban a las hormigas como puntos de sutura, aunque todo lo que sucede en ese pozo provoca la risa más esperpéntica.
Y por supuesto tiene que existir la parte de acción vía Rambo: persecuciones de sonrojo extremo con una pantera invitada para la ocasión, chorritos de sangre homenajeando a la serie b, saltos de los Power Rangers, peleas de manual circense, momentos de acción a lo “Depredador”, “Acorralado” o “Terminator” y un final donde se cepillan al malo malísimo con la trampa inicial para cazar al tapir (¡qué originales!).
Extrapole este argumento a una película de acción de videoclub, de esas que tienen un 2,5 de media en filmaffinity, y comprobará que es la misma basura disfrazada de lengua extranjera y ambientación más cuidada.
Compárese esta película con la última de Malick (la tan preciosa como arriesgada y finalmente fallida - en mi opinión - “El nuevo mundo”) y corroborará la diferencia entre el cine de autor y el de un cuentista.
La distancia entre la intensidad fílmica y el riesgo y las emociones baratas de encefalograma plano, cuyo único objetivo es que el espectador pase por caja dejando las neuronas en el mostrador.
Mel después muestras las cartas boca arriba: el bueno es tan inocente que es idiota (Forrest Gump le supera en picardía), los antagonistas son malísimos y unos auténticos villanos y el pozo-paritorio es un recurso tan vergonzoso como mediocre.
Tras un nuevo peregrinaje gore Mel realiza nuevos descubrimientos históricos con licencia para matar: los mayas disfrazaban a sus “victimas” de pitufos antes de los sacrificios, hay ¡LUNA LLENA! antes de un eclipse de sol (con los buenos astrólogos que eran los mayas no lo habían previsto) y las niñas satánicas de la época hacen profecías inventadas sobre la marcha… ¡y aciertan!
Lo único verídico que se cuenta es que los mayas utilizaban a las hormigas como puntos de sutura, aunque todo lo que sucede en ese pozo provoca la risa más esperpéntica.
Y por supuesto tiene que existir la parte de acción vía Rambo: persecuciones de sonrojo extremo con una pantera invitada para la ocasión, chorritos de sangre homenajeando a la serie b, saltos de los Power Rangers, peleas de manual circense, momentos de acción a lo “Depredador”, “Acorralado” o “Terminator” y un final donde se cepillan al malo malísimo con la trampa inicial para cazar al tapir (¡qué originales!).
Extrapole este argumento a una película de acción de videoclub, de esas que tienen un 2,5 de media en filmaffinity, y comprobará que es la misma basura disfrazada de lengua extranjera y ambientación más cuidada.
Compárese esta película con la última de Malick (la tan preciosa como arriesgada y finalmente fallida - en mi opinión - “El nuevo mundo”) y corroborará la diferencia entre el cine de autor y el de un cuentista.
La distancia entre la intensidad fílmica y el riesgo y las emociones baratas de encefalograma plano, cuyo único objetivo es que el espectador pase por caja dejando las neuronas en el mostrador.