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España España · Oviedo
Voto de Gould:
8
Drama. Romance Mientras está dedicado a la bebida, el capitán Chris Christoferson (George F. Marion), recibe una carta de su hija deseando quedarse un tiempo con él en busca de recuperación. Su padre la invita entonces a un viaje en su barcaza transportadora de carbón... y será cuando Anna (Greta Garbo), conozca al marino Matt (Charles Bickford), con quien sostendrá una compleja relación. (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la obra teatral de Eugene O’Neill, alcoholismo, desarraigo, soledad, machismo, violencia y prostitución asoman su cabeza con enorme crudeza, en esta película dirigida con gran inteligencia por Clarence Brown y protagonizada por Greta Garbo, en lo que supuso su primera película sonora -ya saben, “Gimme a whiskey, ginger ale on the side and don't be stingy, baby!” serán las primeras palabras de la diva. A diferencia del teatro de Tennessee Williams, el hiperbólico teatro de O’Neill ha quedado un poco envejecido por su tono excesivo y enfático y su oscuro pesimismo autocomplacientemente mísero.

“Los marineros no sirven, Anna, nunca vuelven a casa”

Este es un drama tremebundo sobre el peso de la herencia y el fatalismo. Es indudable la gran fuerza dramática de esta historia de una muchacha que vuelve a Nueva York desde una granja en Minnesota, tratando de huir de su oscuro pasado, para vivir con su desconocido y alcohólico padre que habita en un barco carbonero, y donde tratará de rehacer su vida, alejada de un pasado que la aprisiona. Allí conocerá a un brutal y primario marinero –un casi irreconocible Charles Bickford- con el que entablará una relación hasta que todo quede al descubierto y todos los demonios y prejuicios del mundo estallen en el último tercio de la película

“Tú sólo eres lo que eres, como yo”

No entiendo las críticas a la actuación, sencillamente prodigiosa, de la Garbo. Es extraordinario su estilo teatral, declamatorio, muy heterodoxo -a la contra de una clásica interpretación naturalista-, hecho de grandes gestos y expresiones, con su voz profunda, ahuecada, y las mágicas expresiones de su rostro, un verdadero festín para el espectador, o la manera de levantar los brazos o de moverse en escena. Es diferente, sí, pero es de una eficacia apabullante como se demuestra en el último tercio de la película, verdaderamente eléctrico, cuando todas las furias se desatan y la Garbo da una soberbia lección interpretativa que nos deja exhaustos pero satisfechos, en este alegato, a ratos feminista, sobre la libertad y la redención por el amor. Pese a que una buena parte de los problemas morales que plantea su discurso ha envejecido, sigue siendo una poderosa y enérgica película totalmente dominada por la interpretación de Greta Garbo. Notable.

“No le pertenezco a nadie, solo a mí misma. Haré lo que me plazca. Ningún hombre y me importa un bledo quién sea puede decirme que tengo que hacer. No pido a ninguno que me mantenga. Te mantendré solo de una forma u otra. Yo soy mi propio jefe. Métete eso en tu pipa y fúmatelo”
Gould
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