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España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Ciencia ficción. Acción. Aventuras Veintidós años después de lo ocurrido en Jurassic Park, la isla Nublar ha sido transformada en un enorme parque temático, Jurassic Wold, con versiones «domesticadas» de algunos de los dinosaurios más conocidos. Cuando todo parece ir sobre ruedas y ser el negocio del siglo, un nuevo dinosaurio de especie desconocida, pues ha sido creado manipulando genéticamente su ADN, y que resulta ser mucho más inteligente de lo que se pensaba, se ... [+]
16 de junio de 2015
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las comparaciones son odiosas, pero también es odioso que nos recuerden constantemente que hay algo con lo que comparar. Los creadores de «Jurassic World» van tan sobrados que no les importa alardear de condición de secuela e incluir toda clase de referencias a «Jurassic Park». Mal hecho. Si algún espectador está dispuesto a partir de cero, yo mismamente, la película se encargará de que no lo haga, y os aseguro que sale perdiendo.

«Jurassic World» nos sitúa en un mega parque jurásico en la misma Isla Nublar y con los mismos millones de siempre, los del difunto señor Hammond. Se ve que no se le quitaron las ganas de convertir al T. Rex en una atracción, así que finalmente su sueño se ha cumplido gracias a un puñado de personajes que cumplen a raja tabla la maldición de todo científico loco. Ahí esta el hipócrita dueño del complejo, piloto en sus ratos libres, que va de filósofo por la vida y lo único que quiere es más y más dinero; el científico artífice del invento que aparece para soltar dos frases de manual; el militar pasado de rosca con la idea, por llamarla de alguna forma, de usar a los dinosaurios como armas de guerra o la mismísima Claire de Bryce Dallas Howard, muy mona ella y muy decidida a correr por la jungla en tacones de ocho centímetros. Algo más normal es el héroe Owen, con un Chris Pratt que tiene el par de... neuronas de amaestrar a los Velociraptores. Claro que sí. Ha establecido un vínculo, dice, que seguro que es el más efectivo de la creación, porque el Velociraptor le mira a los ojos y, bueno, el amor y la lealtad fluyen que da gusto. Ni con tu perro, ¿eh?

A mí esto me mosquea. Me molesta la dicotomía entre especies buenas y especie mala a la que hay que extinguir. Que la nueva criatura mate «por placer» nos indica la mentalidad ridícula y plana de la historia. Así, frente a este monstruo sádico está el resto de nobles depredadores, que aunque no lo parezca solo matan para sobrevivir o comer, y a unas malas hasta pueden unirse con los humanos en plan amiguetes. Pero qué fumada me estás contando. La naturaleza salvaje es de por sí lo bastante atractiva, fuerte e inteligente como para que haya que añadir un componente psicopático a un ser que amenaza y unas emociones domesticadas a los que ayudan. Por si esta simpleza fuera poca, nos endulzamos por narices con una aburrida y tópica crisis familiar de los personajes, en este caso con los hermanos, los padres y la tía. No me interesa.

Es menos dinámica y activa de lo que uno esperaría, los efectos especiales de última generación están por debajo de los de hace veintidós años y, de hecho, el Indominus impresiona poco; y sus mejores golpes de humor son lo satíricos.

Se ve sin que queramos huir pero tampoco quedarnos.
Kaori
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