Si el guión de John Logan sobre un argumento del propio Verbinski entre otros no quisiese abarcarlo todo, cosa que aumenta las posibilidades de pifiarla en algo, como realmente ocurre estaríamos hablando de una obra maestra y no solo de la animación, que lo es. Lo que esta claro que no es, es una película para niños. A los 20 minutos estos, comprenden enseguida que con ellos no va la cosa e impiden con sus muestras de aburrimiento el que los adultos saboreen y disfruten esta rara avis que puede ser uno de los mejores homenajes que se han hecho al genero del western, lleno de referencias para cinéfilos nostálgicos de este género que agoniza y que se resiste a morir con las botas puestas (véase la reciente Valor de Ley de los Coen).

Rango se lanza sin miedos a una arriesgada carrera buscando el equilibrio entre las curvas de la comedia, la acción desenfrenada, el western crepuscular y psicológico, el drama y la critica social aderezado con un virtuosismo tecnológico apabullante que no necesita 3Ds. Lamentablemente no lo consigue y como una vieja carreta perseguida por su excesiva ambición va dando tumbos con desigual fortuna para llegar a la meta bastante destrozada. Todo en Rango es de un barroquismo espectacular, desde la luz al último de sus personajes. Motivos, reflexiones, situaciones, se repiten en un rizar el rizo que acaba por asfixiar en alguna medida el genio y el talento que esconde.

A pesar de ello y por todo ello, absolutamente recomendable.

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