Que duda cabe, que tanto en producción, como en verosimilitud en las espectaculares escenas de lucha, las modernas películas de karate, (entendiendo por modernas las realizadas a partir de 1980), dan sopas con honda a las aquellas añejas producciones de Golden Harvest y demás, pero, a mi juicio, les falta alma y humor, y les sobre trascendencia. Hago esta introducción, para decir, porque, con un argumento de los de toda la vida en este tipo de producciones, (luchas entre escuelas, japoneses malísimos y demás), de las que no dudo, que serán buenísimas para los entendidos, para mí, (en su día, un chaval fanático de Bruce Lee, Lo Lieh, Wang Yu, Maria Yi, y demás), son aunque entretenidas, carentes de alma, (aunque eso sí, insisto y reitero, que las escenas de lucha son espectaculares).
La vi, con la ilusión de ver plasmado en imágenes, como este, al parecer, reconocido maestro del kung fu, (puesto que, por lo visto, llego a enseñar al mismísimo Bruce Lee), llego a conocer a Bruce Lee, y la relación que establecieron entre ellos, pero me quede con las ganas, (imagino que muchos, al igual que yo, esperaban hincarle el diente, atraídos por lo mismo), puesto que la supuesta relación, ni esta, ni se la espera, solo existe en la sinopsis de la película y en la fugaz visión de una borrosa foto, dando paso a los títulos de crédito finales, en la que salen el maestro de los cojones con Bruce Lee, mirando a cámara sonriendo y que mas que alumno/discípulo, parece un abuelete haciéndose la foto con Bruce, para colgarla en el casino de su pueblo, y con una leyenda debajo, que pone, que a partir de aquí asombro al mundo con su kung fu, llegando a tener como discípulo al que te dije, (ese periodo de la historia, es el que me interesaba a mí, más que las típicas/tópicas penas en tiempos de guerra).
A pesar de mis objeciones, seguramente fruto de mi ignorancia, la película es bastante entretenida y pase un buen rato. Pues eso….