De cómo hacer una película, brillante, inteligente y reflexiva (de esas que no se olvidan) sin apenas presupuesto.
De cómo nos enseña que el fanatismo religioso puede hacer estragos (en cuerpo y mente) independientemente de su origen teológico o geográfico.
De cómo el seguir a pies juntillas una serie de reglas o doctrinas sin tener en cuenta el entorno social, cultural y familiar no sólo genera confusión, también marginación y aislamiento.
De lo nociva que puede resultar esta influencia en la infancia y pre-adolescencia cuando mente y espíritu aún están por moldearse.
De cómo la religión no es más que un enorme agujero vacío, que no aporta solución alguna, ante los problemas y situaciones reales de la vida.
“Sentirse bien por hacer el bien, es pecar de orgullo y soberbia”
IMPRESCINDIBLE (Creamos en Dios o no)