Media votos
7,6
Votos
3.689
Críticas
3.333
Listas
6
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
7,3
6.409
Drama. Romance. Intriga
Tres cineastas estadounidenses descubren a una extraordinaria bailarina llamada María Vargas. Sin perder ni un minuto, se trasladan a Hollywood y lanzan a la desconocida al estrellato. Kirk, el productor de sus películas, corteja en vano a María. Ella, para humillarle, accede a acompañar al multimillonario Bravano en un crucero por la Riviera. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Andar descalzo, puede simbolizar el deseo de vivir ligero de equipaje o echar raíces sobre la tierra con el propio ser y con el alma desnuda de atavismos. Andar descalza, puede significar también la transparencia, el compromiso con la autenticidad y con la original naturaleza humana. María Vargas, sabe de todo ésto. Lo lleva en la sangre aunque se crio en un pueblecillo español lleno de carencias y en un hogar donde, sólo su padre y su hermano le daban afecto, porque su madrastra les hizo difícil la existencia.
María baila en un club nocturno, pero conoce al dedillo los límites de su actividad y no cede a propuesta alguna donde su integridad pueda comprometerse en lo más mínimo. Sumado su fuerte carácter a su esplendorosa belleza, ella resulta la clase de mujer de la que se enamoraría cualquier hombre. El director y guionista, Joseph L. Mankiewicz, define su carácter con rasgos muy precisos y con el más pleno conocimiento de lo que es la mujer ideal. Creo que nadie, pero, en especial ninguna chica, debería perderse la oportunidad de conocer a éste magnífico ejemplar.
Después, a esta cenicienta se la relaciona con varios hombres que definirán su destino. El primero, un director de cine, Harry Dawes (impecable, Humphrey Bogart) quien se convertirá en su guía y su mejor amigo, en su camino hacia el estrellato. Kirk Edwards, es el arrogante productor que servirá de base para una acerba crítica contra el mundo hollywoodense y el cual hará de, Dawes, un pequeño Fausto ante su afán de triunfo en la profesión; y entre otros, Vincenzo, Conde de Torlato-Favrini, quien hará de la cenicienta una condesa y la llevará hasta la definición de su destino; y cabe mencionar a aquel humilde guitarrista medio fantasmal que, mientras María es asediada en vano por “poderosos” hombres, es el único que disfruta de los favores afectivos y económicos de su amiga.
Contada en un largo flashback -en un estilo que se asemeja a, "The Miracle of the Bells" (Irving Pichel, 1948)- con una brillante y eficaz narración por parte de aquellos que determinaron el rumbo de María, <<LA CONDESA DESCALZA>>, es una apreciación muy íntima de lo vivido en el mundo del cine por su director, Joseph L. Mankiewicz, y como es habitual en los guiones escritos por él, la historia se enriquece con su enorme fluidez en esos diálogos donde aplica todo su bagaje psicológico y su rico conocimiento de las relaciones interpersonales.
Parece haber también una clara remembranza de la vida de la actriz, Rita Hayworth y sus amores con Howard Hughes, el rey Faruk y otros, pero, siento que, lo más apreciable de la película, es ese bello perfilamiento de la dignidad, que se sobrepone a todo lo material con que la gente comúnmente se obnubila.
María Vargas, la auténtica, conocida como, María D’Amata, en el afán despersonalizador del cine; o como, María Condesa de Torlato-Favrini, en la aparente recompensa por su lucha, es la clase de mujer que se guarda para siempre en la memoria.
María baila en un club nocturno, pero conoce al dedillo los límites de su actividad y no cede a propuesta alguna donde su integridad pueda comprometerse en lo más mínimo. Sumado su fuerte carácter a su esplendorosa belleza, ella resulta la clase de mujer de la que se enamoraría cualquier hombre. El director y guionista, Joseph L. Mankiewicz, define su carácter con rasgos muy precisos y con el más pleno conocimiento de lo que es la mujer ideal. Creo que nadie, pero, en especial ninguna chica, debería perderse la oportunidad de conocer a éste magnífico ejemplar.
Después, a esta cenicienta se la relaciona con varios hombres que definirán su destino. El primero, un director de cine, Harry Dawes (impecable, Humphrey Bogart) quien se convertirá en su guía y su mejor amigo, en su camino hacia el estrellato. Kirk Edwards, es el arrogante productor que servirá de base para una acerba crítica contra el mundo hollywoodense y el cual hará de, Dawes, un pequeño Fausto ante su afán de triunfo en la profesión; y entre otros, Vincenzo, Conde de Torlato-Favrini, quien hará de la cenicienta una condesa y la llevará hasta la definición de su destino; y cabe mencionar a aquel humilde guitarrista medio fantasmal que, mientras María es asediada en vano por “poderosos” hombres, es el único que disfruta de los favores afectivos y económicos de su amiga.
Contada en un largo flashback -en un estilo que se asemeja a, "The Miracle of the Bells" (Irving Pichel, 1948)- con una brillante y eficaz narración por parte de aquellos que determinaron el rumbo de María, <<LA CONDESA DESCALZA>>, es una apreciación muy íntima de lo vivido en el mundo del cine por su director, Joseph L. Mankiewicz, y como es habitual en los guiones escritos por él, la historia se enriquece con su enorme fluidez en esos diálogos donde aplica todo su bagaje psicológico y su rico conocimiento de las relaciones interpersonales.
Parece haber también una clara remembranza de la vida de la actriz, Rita Hayworth y sus amores con Howard Hughes, el rey Faruk y otros, pero, siento que, lo más apreciable de la película, es ese bello perfilamiento de la dignidad, que se sobrepone a todo lo material con que la gente comúnmente se obnubila.
María Vargas, la auténtica, conocida como, María D’Amata, en el afán despersonalizador del cine; o como, María Condesa de Torlato-Favrini, en la aparente recompensa por su lucha, es la clase de mujer que se guarda para siempre en la memoria.