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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia Tras ser plantado por su chica, un deprimido Herbert H. Herbert (Jerry Lewis) reniega de las relaciones románticas, y está decidido a vivir toda su vida como un soltero redomado. Entonces, encuentra trabajo en una residencia para señoritas en Hollywood, ¡y las residentes se vuelven locas con el nuevo ayudante! Es entonces cuando el desventurado Herbert pasa de ser un simple manitas a convertirse en...¡"El terror de las chicas"! (FILMAFFINITY) [+]
10 de julio de 2011
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí uno de más los brillantes momentos que haya podido tener Jerry Lewis en toda su carrera. Funciona de maravilla como comedia, posee una preciosa puesta en escena, y su personaje principal es explicado psicológicamente con signos y detalles efectivamente elaborados.

El guión escrito para este filme, entre Jerry Lewis y Bill Richmond, es de una significación harto apreciable. Aunque la historia podría parecer bastante ligera, en realidad contiene un cúmulo de mensajes que sólo podrían surgir de alguien calificado y tan conocedor de los intríngulis humanos, como del juego de analogías.

Herbert H. Heebert acaba de graduarse con honores, y después de saludar a sus padres (un hombre apreciable y una madre horrorosamente maquillada, representada por él mismo = rechazo a lo que de ella hay en él), corre feliz a encontrarse con su prometida, pero la descubre besándose con otro hombre. Terrible decepción que lleva a Herbert a sentir odio por las mujeres y a jurar que jamás se casará. No obstante, veremos luego, en un excelente juego de imágenes, que nuestro hombre se cruza en diversos espacios, con varias preciosas y disponibles chicas, a las cuales rechaza de inmediato. Sin embargo, él sigue en el mismo lugar, lo que indica que está imaginando (impulsos reprimidos) lo que podría suceder. Y su ansia se complace (ley de atracción) cuando, al frente de donde se encuentra, descubre un anuncio donde se solicita a un joven soltero. Enseguida empatiza con la dama que lo atiende y el empleo es suyo. Katie es lo opuesto de su madre: cara amable y limpia de maquillaje que, de inmediato, le inspira confianza, y de hecho, en ella encontrará a una aliada incondicional hasta cuando arruina las invaluables colecciones de la anfitriona, la señora Wellenmellon (desprecio de la acumulación material).

Accederemos entonces a un majestuoso set de llamativos colores y en forma de vivienda con numerosas habitaciones, el cual deja al descubierto la forma como se estructura el rodaje de una película. De esta particular manera, Lewis pareciera decirnos que su filme no pretende servir a la alienación, anticipando así su siguiente trabajo, “Un espía en Hollywood”, donde dejará al descubierto la fantasía de la Meca del cine. En aquel lugar, tres H se llevará la sorpresa de su vida, porque, creyendo que sólo dos damas son las habitantes de esa mansión, cuando el todavía niño se levanta (después de dormir con la nalga erguida como bebé que quiere botar los gases)… descubre que son decenas de atractivas mujeres las que habitan el enorme espacio.

Vendrá entonces un largo proceso de compartir, hacer daños, dominar a los intrusos, dejar por el piso a la tv, provocar carcajadas… y descubrir los valores y los irresistibles encantos femeninos, hasta que entra en escena la fiera reprimida que permitirá presagiar un verdadero torrente.

No me cabe duda, esta es una comedia hecha para trascender.
Luis Guillermo Cardona
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