Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Comedia Extenuado por el frenético ritmo de la cadena de montaje, un obrero metalúrgico acaba perdiendo la razón. Después de recuperarse en un hospital, sale y es encarcelado por participar en una manifestación en la que se encontraba por casualidad. En la cárcel, también sin pretenderlo, ayuda a controlar un motín, gracias a lo cual queda en libertad. Una vez fuera, reemprende la lucha por la supervivencia en compañía de una joven huérfana a ... [+]
29 de enero de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es el Charles Chaplin que me llega al alma. Productor, director, actor, compositor y guionista, el archiconocido Charlot, logra con, <<TIEMPOS MODERNOS>>, lo que cabe llamar una obra plena de autor... aunque hay que admitir que tomó como fuente de inspiración el filme de René Clair, "A Nous la Liberté" (1931). Además, es una deliciosa e imperecedera comedia y una fuerte y acerada crítica contra la sociedad de su época a la que conocía de palmo a palmo, y que ahora atentaba, por muchos frentes, contra la gente del común. Estamos en la Era Industrial, y el arribismo de los grandes empresarios está llevando a la clase obrera a convertirse en verdaderas piltrafas, debido a la explotación y el abuso de que se les está haciendo víctimas. Se está llevando a los seres humanos a trabajar como robots y se les exprime hasta el límite su capacidad productiva, sin importar sus derechos ni sus necesidades esenciales. Nada, como podrá verse, que no siga ocurriendo setenta años después y tras haber cambiado de siglo.

Charlot, representa al obrero extenuado por el exceso laboral, pero, con gran maestría, intercala sus mágicos toques humorísticos creando solaz y aligerando la ira que los abusos provocan. Así, con fino humor, deja su semblanza de la explotación del hombre por el hombre, y luego da paso a otro problema no menos crucial: la intolerancia del mundo frente a los millones de excluidos que sueñan con realizarse.

Tras hacer amistad con una agraciada joven quien, por fuerza de las adversidades se encuentra deambulando y huyendo del encierro, Charlot se entera de que sus hermanitas acaban de ser llevadas a un orfelinato tras la muerte de su padre. Ella, y el vagabundo, lucirán hechos el uno para el otro, y ella revelará un carácter y una fortaleza de ánimo que, quizás, la ponga de tú a tú con el solidario “gentleman”. Así, el impulso nacerá de ambas partes, pero, la oportunidades que la vida comienza a brindarles van a tener serios obstáculos.

Chaplin, exuda ingenio, agudeza, crea efectivas simbologías (las ovejas y los obreros camino al trabajo, el hombre tragado literalmente por la máquina, el banderín que te enrola en una causa incomprendida…) y se rebela, con su particular terquedad, contra el inamisible progreso del cine que había incorporado el sonido desde 1927. Han pasado 9 años, ¡y todavía, Chaplin, creía que el sonoro sería la ruina de la expresión actoral!, pero, por fortuna lo hace con gracia, incorporando divertidos efectos y su ya clásica composición, “A Nonsense Song” (Canción sin Sentido), con la que logra consolidarse en un empleo conseguido por la chica… hasta que entran de nuevo en escena los implacables verdugos del Estado.

La historia, en pleno, se resiente de una sociedad excluyente, estigmatizadora, insensible... y, Chaplin, lo hace con la maestría del arte que logra extraer gracia hasta de la peor tragedia.

Muy bien por el Chaplin que, aquí, reafirma su inmortalidad, y mi venia para, Paulette Godard, quien, con su denuedo, libera a la mujer del paternalismo de Charlot y la pone a la altura del hombre, ¡como siempre ha debido ser!
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow