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Voto de Luis Guillermo Cardona:
4
Comedia. Romance. Musical Por sus deshonrosas aventuras en París, el agregado militar, conde Alfred Renard (Maurice Chevalier), es devuelto a su país de origen Sylvania, justo en los días en que los miembros del Consejo de Estado andan preocupados porque la reina Louise I (Jeanette McDonald) no consigue casarse con ninguno de sus pretendientes... pero al ser llevado ante su presencia a la espera de recibir su castigo, Renard conseguirá seducirla y Sylvania va a ... [+]
24 de agosto de 2014
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El agregado militar de la embajada de Sylvania en París, el conde Alfred Renard, ha venido llevando una vida licenciosa involucrándose con mujeres casadas… y tras ser sorprendido en ¡un último y deshonroso hecho!, es obligado a volver a su país, donde deberá presentarse ante su majestad Louise I, quien, por estos días, viene siendo acosada por los miembros de su Consejo para que contraiga matrimonio, porque han visto con sorpresa como, cada pretendiente, ha sido despachado por ella sin esperanza alguna. Convenciendo a todo el mundo de que no es por falta de atractivos que no se ha casado, al conocer a Renard, quien espera ser condenado, la reina lo encuentra un don Juan bastante seductor (¿?)… y así tendrá comienzo la primera historia de amor entre una reina y un plebeyo, en la que la mujer manda y el marido… por haberse convertido en príncipe consorte con mil obligaciones y ningún derecho –y según lo ha jurado ante el altar- deberá ser dócil y obediente ante cualquier orden que dé la soberana.

“EL DESFILE DEL AMOR” es un semi-musical bastante ligero, con un guión que nunca levanta el suficiente vuelo y con unas actuaciones que no mueven ni una sola fibra, pero que, sin embargo, trajo suerte a muchos de los que intervienen en él: Fue el primer filme sonoro del director Ernst Lubitsch, tras haber realizado ya una decena de títulos silentes en su nueva etapa en los Estados Unidos de Norteamérica. Para el chansonnier, Maurice Chevalier, fue el filme que lo hizo famoso en el nuevo continente. Significó el debut cinematográfico de la atractiva y excelente cantante, Jeanette McDonald, quien, desde entonces se convertiría en pareja de Chevalier en tres títulos más. Representó el encuentro del guionista húngaro, Ernest Vajda, con el director alemán, colaborando con él, desde entonces, en cinco títulos de cada vez mayor relevancia… y nos dio ocasión de volver a ver el inolvidable rostro del comediante, Ben Turpin, aunque solo fuera en un solo plano que nos llenó de nostalgia al poder recordarlo en sus locas comedias dirigidas por Mack Sennett.

Pero, Lubitsch no ha estado aquí tan acertado como hubiéramos querido, pues el filme luce sin compromiso; su toque apenas se descubre en la abundancia de puertas y en algunas poses sexys de la protagonista; a los diálogos les falta sabor y picardía; no hay en el romance de la pareja contacto íntimo (para los mal pensados, léase verosímil empatía), ¡sus besos abajo del labio lucen requetemalucos! Las canciones… una sí… y otra no… una sí… y el resto no. Y creo que la mejor es, sin duda, la que cantan Lupino Lane (Jacques el fiel mayordomo) y Lillian Roth (Lulú la coqueta doncella).

No obstante, el filme obtuvo la mayor cantidad de nominaciones (seis) a los premios Oscar… aunque no se llevó ninguno. ¿Tan bajitas andaban las cosas en aquel año?
Luis Guillermo Cardona
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