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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Terror. Fantástico Un campesino tiene la desgracia de ser séptimo hijo. En virtud de esta generosidad genealógica, recae sobre él una maldición, que lo convierte en lobizón (hombre lobo de las Pampas) durante la luna llena. Sin embargo ha estado toda su vida viviendo alegremente sin tener problemas, hasta que se enamora de una joven rubia del pueblo. A partir de ese momento, se le aparece el Diablo, quien le advierte que el amor provoca un efecto negativo ... [+]
23 de diciembre de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo he sentido y lo he comprobado muchas veces: Así como no hay nadie tan próximo a la música clásica como un amante del rock, no hay igualmente nadie tan cercano a la espiritualidad como un hombre de izquierda. Y casualmente, tanto al roquero como al izquierdista, les duele la vida, nunca están conformes, y suelen ponerse a disposición del cambio donde ven la esperanza de que pueda –y deba- suceder. Hablo por supuesto de los auténticos, porque, deplorablemente, tampoco estos senderos están exentos de gente liviana. Aquellos, son de corazón sangrante y noble, y sienten como suyo el dolor del pueblo y el lamento de los excluidos.

Creo que, Leonardo Favio (1938-2012), fue un hombre de corazón sangrante. Conoció la pobreza en su infancia, fue abandonado por su padre, estuvo en la cárcel… y tuvo la suficiente experiencia para comprender que las cosas en el mundo no andan bien repartidas. Después de estudiar en un seminario de donde se escapó pronto, hizo pequeños papeles en radioteatros conseguidos por su madre, hasta que consiguió acercarse al cine donde hizo de extra y de actor secundario, hasta llegar a su mayor deseo que era el de convertirse en realizador.

“NAZARENO CRUZ Y EL LOBO” fue la quinta película de este comprometido peronista, y en ella vuelve al tema que siempre alimentaba sus populares canciones: El Amor. Basado en un cuento tradicional argentino, esta es la historia de un muchacho que, como yo, vivió la “tragedia” de ser el hijo número 7. Al saberlo enamorado, Nazareno Cruz es visitado un día por el diablo y éste lo pone en la disyuntiva, según la cual debe escoger entre el oro o el amor. Si renuncia al amor lo hará rico, pero si elige el amor se verá convertido en lobo en cada noche de luna llena.

Favio se la juega con un guión que roza la más modesta, cristiana y poco sostenible tradición oral, pero logra sacarlo avante con unos magníficos y originales sets; sirviéndose de “encantadoras” y auténticas brujas que poco tuvieron que pasar por la sala de maquillaje; y con una, en general, muy cuidada fotografía, complementada con efectos que realzan los tonos emocionales de la gótica narración. Incluso, esos largos planos dispuestos a dar espacio para que suenen completos los preciosos temas “Soleado” de Zacar (Ciro Dammicco) y algún fragmento del “Rigoletto” de Giuseppe Verdi, tienen su propia magia. Y huelga decir que, el gallardo y cansado diablo, está muy bien representado por Alfredo Alcón, uno de los más sobresalientes actores argentinos.

Es la segunda vez que veo este filme y vuelve a conmoverme profundamente ese sentido momento cuando el rey del averno le dice a Nazareno: “No te olvides de mi. No te avergüences de mi cuando estés frente a Dios, Nazareno. Yo también, si Él quisiera, me repartiría como un pan de amor entre la gente”.
Luis Guillermo Cardona
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