Si nos quitan la fantasía ¿Cómo podremos acceder a las cosas maravillosas que nos cabe imaginar?... Si nos quitan los sueños ¿Qué otra cosa conseguiremos ver diferente al triste mundo de la nada?... Si nos quitan las ilusiones ¿Qué haremos para mantenernos fuertes en el tedio sombrío de la cotidiana existencia?...

En los adultos, en los adolescentes, y especialmente en los niños, hay que mantener viva la llama de la imaginación. Esto los animará a crear, a transformar, a renovar y a descubrir caminos nunca antes recorridos. Tenemos un universo infinito por descubrir... y hasta que no nos atrevamos a mirar más allá, con decisión y con ansia, todo lo bello y hermoso, todo lo inmenso y real, nos estará vedado.

Éste, a mi manera de ver, es el gran valor del libro escrito por el alemán, Michael Ende, y de la película de Wolfgang Petersen, <<LA HISTORIA INTERMINABLE>>. Estamos padeciendo una era materialista, anclada en lo palpable y en lo intrascendente, pero, rezagada en sueños y en aspiraciones, y ésta es la razón principal de que la tristeza y el desconsuelo se propaguen por doquier.

La ansiedad de, Bastian, por penetrar en la lucha de aquellos seres fantásticos surgidos de una mente creadora, es el deseo innato de cualquier pequeño por hacerse partícipe de toda transformación. La mente del niño fluye incansablemente, se compenetra con todo lo nuevo y se sorprende con todo lo creado. Son los adultos los que intentan forjar la anulación con actitudes pobres de esperanza y con palabras colmadas de imposibles: “eso no se puede”, “nosotros no estamos para eso”, “aterrice”…

Atreyu, es el niño guerrero que ejemplariza la perseverancia, el temor vencido, la lucha férrea contra todos los obstáculos ; y, Bastian, se suma a sus deseos y siente como él que, si deja morir a la princesa, se acabará toda razón de ser en esta vida.

Con aceptables efectos especiales, con criaturas finamente diseñadas y visualmente muy bellas (el Come-rocas, Falcon, Morla…), y con una atractiva y memorable banda sonora a cargo de Klaus Doldinger y Giorgio Moroder (¿Quién no recuerda el tema central?), la película consigue que nos sintamos en un mundo de ensueño y que vivamos la aventura en perfecta compenetración.

No descollan las actuaciones, pero la narración se mantiene con elementos de vida y de reflexión que descuentan cualquier falencia en aquel sentido.

Michael Ende, es un hombre de espíritu. Con “Momo” ya habíamos tenido otra experiencia significativa y su narrativa debería conocerse porque trasciende y reconforta la existencia. Sus palabras merecen oídos atentos y manos y piernas abiertas a la experiencia:

“Jamás pierdas la fe y la suerte estará de tu lado”.

“La Nada, es el humano sin esperanzas que es fácil de controlar”.

“En el principio siempre existe la oscuridad”.

Título para Latinoamérica: <<LA HISTORIA SIN FIN>>