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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Comedia. Romance Cuando el profesor Higgins, un especialista en fonética, conoce casuamente a Elisa, una vendedora de flores, la vulgaridad e incorrección de su lenguaje despierta extraordinariamente su interés. Decide entonces realizar un experimento con ella: transformar a Elisa hasta convertirla en una respetable dama de la alta sociedad. El trato que Higgins dispensa a la chica no es muy considerado: a él sólo le preocupa la dicción, el ... [+]
19 de octubre de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para la mitología griega, Pigmalión era un notable escultor muy escéptico con el sexo femenino, razón por la cual rechazaba cualquier opción de comprometerse con muchacha alguna. Pero ocurrió que, un día, se dedicó a esculpir la figura de una doncella a la que dedicó tanto tiempo y esmero que se convirtió en la más bella imagen que hubiera realizado en su vida, y sin siquiera pensarlo, Pigmalión sintió de pronto que se había enamorado perdidamente de aquella inerte figura. Al observar el embeleso y la tristeza que manifestaba ante aquella mujer imposible, Venus, la diosa del amor, se compadeció del artista... y con un soplo la convirtió en una magnífica mujer de carne y hueso. Galatea, como la llamaría Pigmalión, se convierte entonces en su esposa… y el amor demuestra de nuevo que, para él, nada es imposible.

Esta es la historia que inspira al magnífico escritor, George Bernard Shaw, para escribir una versión moderna titulada “Pygmalion", que se vendería como el pan, triunfaría en Broadway en 1914, y desde 1935, sería llevada al cine en numerosas ocasiones. La versión de Anthony Asquith y Leslie Howard (tercera adaptación cinematográfica), tiene a su favor un guion escrito por el mismo Shaw, en el que los diálogos corrosivos y mordaces hacen las delicias de quien sepa degustarlos.

La historia está cargada de fe en los seres humanos y demuestra que, cuando conseguimos creer firme y sinceramente en los potenciales de una persona, la persona misma terminará creyendo en sus propias capacidades. De esta manera, se logrará que aflore lo mejor de su propia esencia, quedando abierto el camino para que se transforme en un ser nuevo y representativo. Siempre se puede, todo lo que hace falta es que, el amor y la fe, broten desde muy adentro porque, sólo entonces, habrá perseverancia e inspiración.

Como Henry Higgins, Leslie Howard logra un personaje tan encantador en sus resistencias, como fluido en sus afanes de transformar a la burda florista que lo busca para que la eduque con sus conocimientos de dicción. Su confianza en sí mismo y su atracción por Eliza están tan a punto, que enseguida acepta la apuesta que le hace su amigo, el capitán Hickering, según la cual este pagará la totalidad de los gastos causados por la muchacha, si antes de seis meses consigue hacerla pasar por una duquesa ante altas personalidades (para el caso, será la embajada de ¡Transilvania!) y como un guiño al ascendente de Howard-Higgins, “el gran sabueso” Carpatti, la confundirá con una princesa húngara.

“La diferencia entre una dama y una florista –dirá con sabiduría Eliza- no está en cómo se comporta sino en cómo la tratan los demás”. Exacto mensaje para entender que las personas casi siempre corresponden según como se las trate.

Con su tono divertido, desenfadado y pulcro, <<PIGMALIÓN>> se convierte en una historia muy agradable y digna de un grato recuerdo... y ya ustedes traerán a la memoria aquellos filmes posteriores que se han inspirado en éste.
Luis Guillermo Cardona
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