La pobreza es, antes que nada, una cruel consecuencia del egoísmo humano, donde cada quien acapara para sí mismo, sin tomar en cuenta lo que puede estarle quitando o faltando a otros. La pobreza, es también el resultado de la iniquidad social que fomentan los gobiernos corruptos denegando al pueblo oportunidades de estudio y de trabajo bien remunerado. La pobreza, es lo que se aviene cuando se abusa de la necesidad o de la ignorancia, para explotar a los trabajadores con míseros salarios que a duras penas alcanzan para sobrevivir. Pero, también hay que decirlo, la pobreza, en muchos casos, es consecuencia de una vida negligente, desordenada e irresponsable, donde lo único que abunda es la deshonestidad, el derroche y la degradación.

Si miráramos más adentro, podríamos ver que la pobreza existe entre los seres humanos porque, los que lo tienen “todo”, son, en su mayoría, tan pobres de amor que, desde este punto de vista, son objetivamente más pobres que los pobres. Porque, amor es lo único que en realidad se necesita si el propósito es ser plenamente felices. ¿Qué otro objetivo esencial tiene el dinero sino el de hacernos con él a un poco de satisfacción, felicidad y amor?

“LOS OLVIDADOS”, funciona cabalmente como recreación de la miseria y de las funestas consecuencias a las que ésta conduce, pero, como historia se queda corta, al no ilustrar las poderosas causales que a ella conducen. Se recrea la orfandad, el maltrato de los padres, el escaso compromiso de las instituciones de reforma juvenil y la exclusión absoluta de aquello que ofrece el otro lado de la sociedad. En este fangal, las carencias materiales, la delincuencia, la agresividad, el abuso y muchas otras sombras que oscurecen la existencia, acechan y anulan a casi todos los habitantes de aquel mísero pueblo mexicano.

La ambientación es casi neorrealista y los personajes son vivos retratos de los que deambulan por las barriadas que conocemos, pero, para que todo esto no resulte descontextualizado, cabía mostrar como, la ostentación y el despilfarro, contrasta, sin escrúpulos de ninguna clase, con la miseria más cruel y dolorosa, y ahí estaría su simiente. Pero, quizás debamos entender que, la opresión que padecía la industria cinematográfica no daba para tomarse licencias muy amplias que pudiesen comprometer a los detentores del poder.

Con todo, “LOS OLVIDADOS” resulta un filme valiente; más comprometido con los problemas sociales que con los resultados económicos; de cara al pueblo y en contra de “los poderosos”... y esto, sin duda, le merece a Luis Buñuel nuestro afectuoso reconocimiento.

“La política –decía Aristóteles– es una ciencia más elevada y mucho más útil que la medicina”. Así podría, y así debería ser, pero, para detrimento de la humanidad -y con las sagradas excepciones-, la política no es hoy día sino una vulgar y repugnante patraña.