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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Comedia Zhao es un pobre y maduro solterón que no ha tenido suerte en su vida amorosa. Cuando piensa que al fin ha encontrado a la mujer de sus sueños, la engaña haciéndole creer que es un hombre rico y accede a celebrar una boda por encima de sus posibilidades. Desesperado, tratará de conseguir el dinero como sea con tal de no decepcionar a su amada. (FILMAFFINITY)
15 de abril de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay, en este mundo, muchos padres, hermanos o abuelos que dan, pero dan siempre con rabia, sobre todo cuando se trata de sus seres más cercanos. Su “generosidad” está cargada de menosprecio, de disgusto, y yo creo que de autofrustración, por no haber logrado hijos o nietos más afortunados o más comprometidos con ellos mismos. Este dar vale muy poco, porque quien recibe se siente humillado, y es odio y no afecto lo que logra sembrar en su corazón. Primero por él mismo, por verse obligado a recibir de quien lo mancilla, y segundo, por aquel que le da, porque sabe que, en el fondo, le desprecia.

También hay en este mundo, y por fortuna, gente que está ávida de dar y de servir porque así se siente desempeñando el rol para el que ha nacido, pues, cuando se da de corazón, no hay nada más gratificante para el ser humano, que sentir que ha sacado a alguien de un apuro o que le ha ayudado a mejorar su calidad de vida.

El ser que realmente da, no espera recompensas, pues el simple fluir lo hace sentir pleno, y en vez de desear agradecimientos, es él quien los da por hallarse en estado de abundancia. El acto sincero y amoroso de dar es un acto de creación porque está sembrando bien, confianza y esperanza.

Es a esto a lo que llega Zhao, un hombre ya mayorcito quien, deseando formar pareja con una rolliza mujer de conflictiva existencia, acaba conociendo a Wu Ying, una dulce e invidente adolescente quien, huérfana de madre, y abandonada por su padre junto a su madrastra, comienza a sentir que, ésta mujer, le está cobrando el resentimiento que siente por su volátil padre. Zhao, tomará entonces a su cargo a la bella Wu e iniciará una larga aventura para lograr que ella acceda a los tiempos felices, mientras consigue darle un sentido a su existencia.

La película de Yimou, no tarda en remitirnos al clásico de Charles Chaplin “Luces de la Ciudad”, pero su toque personalizado y muy oriental, logra que el filme se sienta suyo y con un cierto encanto, aunque - hay que decirlo -, sin la inmensa magia y la poética calidez que posee la ya clásica obra de Charlot.

Con todo, al final uno siente que, con gracia y sabiduría, “TIEMPOS FELICES”, ha mostrado un sendero que da sentido a la existencia, y por esto, bien que se merece nuestro más sincero aplauso.
Luis Guillermo Cardona
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