Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de keizz:
7
Thriller. Western. Drama. Acción Toby (Chris Pine), un joven padre divorciado, y su impulsivo hermano Tanner (Ben Foster), un expresidiario recién salido de la cárcel, se dirigen al Oeste de Texas para realizar una serie de robos en unas pocas sucursales bancarias. El objetivo de Toby es intentar poder conseguir el dinero suficiente como para poder salvar la granja familiar, que está en peligro. Nada más cometer el primer robo, un veterano Ranger de Texas (Jeff ... [+]
19 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toby (Chris Pine) y Tanner (Ben Foster) son dos hermanos que tras la muerte de su madre organizan una serie de atracos a varias sucursales del mismo banco. Un banco que les va a desahuciar de la casa familiar por no poder pagar la hipoteca. De este modo, pretenden pagarle al banco con su propio dinero. Marcus Hamilton (Jeff Bridges), un policía que está a punto de retirarse, trata de capturarlos.

Antes que nada, no termino nunca de sorprenderme por la manera en que titulan en España algunas películas. ¿Que se llama “Hell or high water” (algo así como infierno o el agua hasta el cuello) y no se me ocurre una buena traducción comercial? Pues venga, “Comanchería” mismo, que suena bien. En fin, vamos a lo que vamos.

Se trata de un western contemporáneo dirigido por David Mackenzie que tiene todos los elementos necesarios para que guste a los amantes del género. Una historia de perdedores, un buen guión, buenos diálogos repletos de chispa, unas excelentes interpretaciones, una banda sonora sumamente disfrutable (casi todo son canciones de Nick Cave y Warren Ellis, pero también aparecen temas de Townes Van Zandt, Waylon Jennings o Chris Stapleton) y una fotografía fantástica que nos muestra lo más bello y a la vez sórdido e inhóspito del Oeste de Texas.

Mackenzie dirige con elegancia esta historia aparentemente sencilla pero llena de matices y detalles, en la que sus personajes nos van mostrando paulatinamente, de forma unas veces sutil y otras cruda, lo que se esconde tras la dureza de sus aspectos. La moral, la lealtad hasta las últimas consecuencias, la devoción por la familia, los códigos de actuación, se van desgranando en esta trama polvorienta que con su ritmo pausado y eficaz te va envolviendo y ganando a base de diálogos divertidos y más tensión que violencia explícita.

Al contrario de lo que suele pasar en este tipo de películas, Mackenzie no etiqueta a buenos y malos, sino que pone encima de la mesa los diferentes puntos de vista de los personajes y reta al espectador a empatizar con todos ellos, por lo que finalmente se produce un irremediable conflicto interior y sabes que que, termine como termine la cosa, te va a saber mal por alguna de las partes. Esta identificación con los personajes se produce porque el director usa la persecución de la pareja de policías a la pareja de hermanos como un mero instrumento para indagar sobre las relaciones humanas tanto de los hermanos (de personalidades opuestas pero fuertes vínculos de sangre) como de los policías (viejos compañeros de trabajo con mucho bagaje de angustias y recuerdos compartidos).

Uno de los aspectos más destacados de la película son las interpretaciones. Siempre es un placer ver a Jeff Bridges, un hombre nacido para estar en la pantalla. En este caso, se vuelve a lucir, aunque en un papel muy sencillo para un actor de su categoría. Personalmente, me deslumbra más Ben Foster, el auténtico ganador de la batalla interpretativa del film. Y también me sorprende muy gratamente Chris Pine, quien demuestra por primera vez (para mí, al menos) que es algo más que simplemente un actor guapo.

Otro punto positivo: la película no cae en el recurso de demonizar a los bancos e idealizar a los atracadores, que es lo que yo me temía. No. Al menos no de un modo explícito. Más bien permite que el espectador valore hasta qué punto tiene derecho un ciudadano a tomarse la justicia por su mano o a robar por medios ilícitos lo que otros le han robado por medios legales. Pero, insisto, más que esto, la película se centra en el lado humano de cada personaje, y mucho menos en los condicionantes sociales que les empujan a actuar del modo en que lo hacen.

A pesar de todo lo positivo escrito hasta ahora, a la película le falta calado. Es para ver y disfrutar, pero no tardas mucho en olvidarla. Visita demasiados lugares comunes y no sorprende mucho. Pero si de lo que se trata es de pasar un buen rato en el cine, esta película te lo garantiza.

“Comanchería” nos brinda un final abierto, con un tenso duelo entre antagonistas que puede ser de las mejores cosas que pasan en la película. Un duelo de palabras en lugar de armas, pero que produce el mismo efecto en el espectador. Un cierre bastante acertado para una película más que interesante, con intenso sabor a western clásico, pero con el añadido del humor ácido y algunas escenas más profundas y reflexivas. Difícilmente defraudará a quien la vea.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow