En el primer episodio de esta serie somos sorprendidos con una brillante mezcla de comedia y drama. Sus personajes, sus diálogos, sus situaciones, todo funciona perfectamente. Incluso esa técnica narrativa de flashbacks fugaces o cortos -muy parecidos a los tronchantes inserts de 'Padre de Familia'-, elevan la calidad del conjunto. Nuestro cerebro se activa, pues, lleno de emoción y expectativas.

No se acaban de cumplir. A pesar del ingente esfuerzo que se ve que han hecho para que la serie no se derrumbe, no puede evitar las tramas tópicas, el lugar televisivo común, la pérdida de interés y la aparición del trazo gordo, lo chabacano y lo incongruente, por no decir imposible.

Obvia decir que la crudeza de la realidad que quiere retratar siempre descompensará la credibilidad de cualquier intento de endulazarla y que siempre caminará en el peligroso filo entre lo bueno y lo ridículo. Tan difícil es esa empresa que ya se ve que no logrará salvar ese escollo sin renunciar antes a cualquier atisbo de verosimilitud.

Una lástima, pero el material de trabajo era extremadamente difícil y complejo.