Un minucioso vestuario, una excelente fotografía - cada escena parece salida de un cuadro - y una bonita banda sonora son lo más destacado de "La joven de la perla" (incluso el título exacto debería ser "La joven de las perlas").
La película (sin haber leído la novela) comienza de manera prometedora, pero a la media hora sufre un bajón considerable que la falta de diálogos y la lentitud de algunas secuencias no ayudan precisamente a levantar. De hecho, Colin Firth y Scarlett Johansson han de esforzarse mucho más en sus interpretaciones, a causa de ese texto ausente que los obliga a estar comedidos durante casi todo el - corto, pero aburrido muchas veces - metraje.
La historia será real, la criada serviría de inspiración a Vermeer; pero no interesa a nadie.