Una película con Morgan Freeman y Diane Keaton en los roles estelares no puede ser menos que encantadora, y ésta en parte lo es, aunque la rutinaria dirección de Loncraine y un guión lleno de reiteraciones la haga perder cierta gracia.

Freeman y Keaton son Alex y Ruth, una pareja madura que pondrá a la venta su apreciado departamento en Brooklyn, con una vista impresionante hacia el famoso puente que une a Brooklyn con Manhattan, en el que cada vez les es más difícil subir los cinco pisos hasta el departamento donde viven, además de que su barrio se ha encarecido ante la llegada de hipsters que lo han puesto de moda y lo han vuelto incómodo para ellos.

Para ello contarán con la ayuda de una sobrina de Ruth (Cynthia Nixon), experta en bienes raíces y un tanto fría para hacer su negocio, quien pone en exhibición el departamento mientras la pareja rememora su pasado al tiempo que buscan un posible nuevo hogar.

Así el relato naufraga yendo del presente al pasado y de regreso, perdiendo el hilo conductor de la historia una y otra vez, aun sabiendo que el público natural de este film quiere ver a Freeman y Keaton en pantalla, y a esto se suma una fallida subtrama de un posible terrorista uzbeko que pone en jaque durante dos días a todo Nueva York, con una pretendida crítica que se queda en la superficie y entorpece el relato.

Con un torpe título para el mercado latinoamericano, ‘Memorias de Manhatttan’, que juega con la nostalgia del legendario papel de Keaton en la obra maestra de Woody Allen, es un filme que pierde encanto con chistes y situaciones que se reiteran una y otra vez volviéndolo cansino y solo disfrutable por sus dos figuras estelares.

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