Vaya por delante que la dirección de Super 8 es estupenda, que los niños están muy bien, y que su intención de autohomenaje a la pasión por el cine en la infancia es un maravilloso punto de partida.

El problema es que no dejo de preguntarme a cuento de qué la promoción a lo Shyamalan, si no hay nada misterioso en la peli. Fallo de marketing, quizá, pero es que han insistido tanto... Y luego te encuentras un guión bastante plano, plagado de clichés referenciales, que seguramente no hubiera destacado en absoluto si esta película se hubiese estrenado en los 80.

En fin, la peli es divertida, muy bien rodada, busca esa nostalgia de la infancia perdida, pero no consigue aflorar en el espectador ese sentimiento de sorpresa o ilusión. Es como un cover de tu canción favorita que no aporta nada a la original... Y para eso ya tienes la original.

Ojalá para la próxima J.J. se agencie un buen guionista. Concluyendo, recomendable para treintañeros que lleven a sus hijos al cine.