No es sólo la historia de la muerte del malo malísimo Lee Marvin, John Ford explica muchas más cosas, de ahí que los elogios al prolífico director van en muchas direcciones. Hay quien destaca la evolución del honrado Stewart de golpeado y humillado a todo un gobernador, hay quien destaca la estructura de la película, seguramente con el más acertado flashback de la historia del cine, hay quin antepone el valor de los secundarios, y yo no voy a dejar de hacerlo, así que de esta manera doy por señalados los méritos.

A quien quisiera destacar es al mismo Ford por su coherencia narrativa, y es que podemos asumir que el más molón es Wayne y que de ser la chica antes que el lavaplatos pusilánime nos quedábamos con el fortachón pueblerino, pero todos son coherentes, aunque la realidad duela y a muchos no nos guste. El malo es malísimo, lo anuncia su látigo, el bueno es honrado con sus libros, el periodista es un borrachín desde el principio y aunque sea un perdedor, Wayne es el mejor porque es el protagonista de la leyenda y del romanticismo que desprende cada imagen.

Creo que no soy el único al que Stewart cae mal, no hace falta decir por qué.