Coge a una leyenda del cine (a la que has visto en sus años mozos cargarse miles de nazis) cuando esté más viejo y hecho polvo.
Dale lo mismo que usó en las 3 anteriores pelis, como si no se hubiera cambiado en todo ese tiempo, ni hubiera comprado más látigos ni nada.
Ahora, quítale todo contacto con el humor. Ni Tapón, ni su padre, ni una tía buena en apuros...
Combina a James Dean con Indiana Jones, que si son buenos cada uno en lo suyo serán cojonudos juntos.
Y ahora, mete cosas para que el espectador fiel que amaba a la leyenda desde el principio salte indignado y empiece a reclamar que le devuelvan el dinero, como extraterrestres.