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Drama
Narra la historia de Lola Montes (1821-1861), cortesana y bailarina famosa en toda Europa. Nacida en Irlanda, Lola (Martine Carol) fue la amante de grandes hombres como el músico húngaro Franz Liszt o Luis I de Baviera. Ya en el ocaso de su carrera, trabajó en un circo de Nueva Orleáns, Luisiana, donde realizaba un número acrobático mientras un maestro de ceremonias (Peter Ustinov) narraba al público su escandalosa vida. (FILMAFFINITY)
9 de diciembre de 2009
29 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Último largometraje de Max Ophüls (Max Oppenheimer) y único que realiza en color. El guión, de Jacques Natanson, Annette Wademant, Franz Geiger y M. Ophüls, adapta la novela corta “La vie extraordinaire de Lola Montes”, de Jacques Laurent (1919-2000), que firma con su pseudónimo habitual de Cécil Saint-Laurent. Se rueda en escenarios naturales de Niza, Paris y Baviera (Bamberg y Castillo de Pammersfelden) y en platós de Bavaria Filmstudio (Munich) y Franstudio (Joinville-le-pont), con un presupuesto de 7 M DM. Producido por Albert Caraco para Florida Films, Gamma Film, Union Film y Osaka Film, se proyecta en sesión de preestreno el 23-XII-1955 (Paris).
La acción dramática tiene lugar en un circo francés instalado en Nueva Orleans (Louisiana), en un momento indeterminado que se sitúa entre 1855 y 1860. Los recuerdos en flashbacks se ubican, entre 1825 y 1850, en Paris, Munich, Viena y otras ciudades europeas y en un crucero en barco. La antigua cortesana y bailarina Lola Montes, conocida en toda Europa, que dice ser española sin serlo, recuerda su vida escandalosa ante un público ávido de relatos sensacionalistas. Responde a las preguntas que le formulan y realiza un arriesgado número acrobático. El nombre verdadero de la protagonista es María Dolores Elisa Regina Gilbert o María Rosa Gilbert, según las fuentes. Hija de un militar, nace en 1818 o en 1821, en Irlanda o Escocia. Fallece en 1861 en EEUU, prematuramente envejecida a causa de una vida de excesos. Entre sus amantes se cuentan Franz Liszt, Luis I de Baviera, artistas, militares, empresarios, estudiantes, etc. De temperamento independiente y aventurero, es liberal, lujuriosa, fumadora de tabaco, atractiva y seductora. Tras una vida intensa e itinerante, termina trabajando como telonera en un circo de los EEUU.
El film suma drama, romance, leyenda, farsa, viajes y aventuras. El guión se inspira en hechos recientes del mundo de Hollywood, como los amores tumultuosos de Zsa Zsa Gabor, los romances efímeros de Elizabeth Taylor o las depresiones de Judy Garland. Adapta una novela inédita todavía, que se publicará años más tarde, basada libremente en hechos reales y en un personaje eminentemente romántico, real pero mitificado y rodeado de leyendas. A Laurent, autor de la novela, no le interesa la historia, sino la literatura, y la comunicación de ideas y emociones. Algo parecido le ocurre a Ophüls, a quien interesa sobre todo la creación de un espectáculo visualmente admirable, crítico, de reflexión y denuncia, centrado en algunos de sus temas preferidos, como el protagonismo de la mujer, su condición histórica de objeto de placer para el hombre, su realidad de víctima de un machismo que le cierra los caminos de la felicidad, etc. Como en otros films (“El placer”), rinde testimonio de admiración a la figura simbólica de Venus (retrato al óleo).
La acción dramática tiene lugar en un circo francés instalado en Nueva Orleans (Louisiana), en un momento indeterminado que se sitúa entre 1855 y 1860. Los recuerdos en flashbacks se ubican, entre 1825 y 1850, en Paris, Munich, Viena y otras ciudades europeas y en un crucero en barco. La antigua cortesana y bailarina Lola Montes, conocida en toda Europa, que dice ser española sin serlo, recuerda su vida escandalosa ante un público ávido de relatos sensacionalistas. Responde a las preguntas que le formulan y realiza un arriesgado número acrobático. El nombre verdadero de la protagonista es María Dolores Elisa Regina Gilbert o María Rosa Gilbert, según las fuentes. Hija de un militar, nace en 1818 o en 1821, en Irlanda o Escocia. Fallece en 1861 en EEUU, prematuramente envejecida a causa de una vida de excesos. Entre sus amantes se cuentan Franz Liszt, Luis I de Baviera, artistas, militares, empresarios, estudiantes, etc. De temperamento independiente y aventurero, es liberal, lujuriosa, fumadora de tabaco, atractiva y seductora. Tras una vida intensa e itinerante, termina trabajando como telonera en un circo de los EEUU.
El film suma drama, romance, leyenda, farsa, viajes y aventuras. El guión se inspira en hechos recientes del mundo de Hollywood, como los amores tumultuosos de Zsa Zsa Gabor, los romances efímeros de Elizabeth Taylor o las depresiones de Judy Garland. Adapta una novela inédita todavía, que se publicará años más tarde, basada libremente en hechos reales y en un personaje eminentemente romántico, real pero mitificado y rodeado de leyendas. A Laurent, autor de la novela, no le interesa la historia, sino la literatura, y la comunicación de ideas y emociones. Algo parecido le ocurre a Ophüls, a quien interesa sobre todo la creación de un espectáculo visualmente admirable, crítico, de reflexión y denuncia, centrado en algunos de sus temas preferidos, como el protagonismo de la mujer, su condición histórica de objeto de placer para el hombre, su realidad de víctima de un machismo que le cierra los caminos de la felicidad, etc. Como en otros films (“El placer”), rinde testimonio de admiración a la figura simbólica de Venus (retrato al óleo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El realizador construye un relato que se separa en gran medida del tiempo y del espacio y que se presenta rodeado de una atmósfera onírica e irreal. Contribuyen en este sentido el alejamiento del público, que se intuye pero no se ve; el movimiento reiterado de elementos del decorado (lámparas salomónicas) y de los actores en pista; los juegos de luces y los cambios del color; la yuxtaposición de de travellings y flashbacks; la fragmentación del espacio escénico con taburetes, cortinas, pilares, etc.; el movimiento de la cámara que se desliza, vuela, asciende, baja, avanza y retrocede; la extraña sensación que se desprende del diálogo imposible entre las preguntas del público y las respuestas de la protagonista; el estatismo de la misma y la propuesta inverosímil de desvelar la experiencia propia ante un público ansioso de noticias escandalosas y morbosas; la utilización del vértigo y de la sensación de vacío, etc.
La ambientación espléndidamente barroca se da acompañada de números de coreografía circense que subrayan la saturación de elementos ornamentales. Como de costumbre, tras la apariencia de barroquismo, se oculta el espíritu riguroso, equilibrado y armónico de Ophüls, preocupado por explorar la naturaleza humana, el deseo, el afán de éxito, la resignación, etc. El estilo narrativo está impregnado de la sutileza, elegancia y distinción, que caracterizan al autor.
Son escenas memorables el baile de Lola en el ballet de la Ópera de Paris, el encuentro con Liszt, la relación con Luis I de Baviera, el rasgado del escote, la revolución bávara de 1848, la secuencia final abierta y ambigua y otras. Como mujer fatal provoca desórdenes públicos, una revolución, pone en peligro una monarquía, causa la abdicación de un rey… Es admirada, deseada, utilizada, abandonada, desterrada y humillada.
La banda sonora, de Georges Auric (“Rififi”, Dassin, 1955), ofrece marchas circenses (“The Circus”), composiciones de ballet, tres valses (Vals de bienvenida, Vals de despedida I y Vals de despedida II) y cortes descriptivos (“Revolution in Munich”). Es magnífico el corte “Fandango”. Añade un breve corte al piano de Liszt. La fotografía, de Christian Matras (“El placer”), en color (eastmancolor) y scope, compone una visualidad fascinante y espléndida, saturada de color y movimiento. Reivindicada por los críticos de la “nouvelle vague” como obra maestra, es objeto de homenaje en “Lola” (Demy, 1961). Restaurada por la Cinemateca Francesa, se reestrena (2008) en Cannes. Se puede disfrutar actualmente (también en DVD) en su integridad inicial y en todo su esplendor.
Bibliografía
- Augusto M. TORRES, “Lola Montes”, ‘Cine mundial’, pág. 527, Espasa ed., Madrid 2006.
- Lars PENNING, “Lola Montes”, ‘Cine de los 50’, pág. 254-259, Taschen ed. (Jürgen Müller ed.), Colonia 2005.
- Philip KEMP, “Lola Montes”, ‘1.001 películas que hay que ver antes de morir’, pág. 326, Grijalbo ed., Barcelona 2006 (6ª edición).
La ambientación espléndidamente barroca se da acompañada de números de coreografía circense que subrayan la saturación de elementos ornamentales. Como de costumbre, tras la apariencia de barroquismo, se oculta el espíritu riguroso, equilibrado y armónico de Ophüls, preocupado por explorar la naturaleza humana, el deseo, el afán de éxito, la resignación, etc. El estilo narrativo está impregnado de la sutileza, elegancia y distinción, que caracterizan al autor.
Son escenas memorables el baile de Lola en el ballet de la Ópera de Paris, el encuentro con Liszt, la relación con Luis I de Baviera, el rasgado del escote, la revolución bávara de 1848, la secuencia final abierta y ambigua y otras. Como mujer fatal provoca desórdenes públicos, una revolución, pone en peligro una monarquía, causa la abdicación de un rey… Es admirada, deseada, utilizada, abandonada, desterrada y humillada.
La banda sonora, de Georges Auric (“Rififi”, Dassin, 1955), ofrece marchas circenses (“The Circus”), composiciones de ballet, tres valses (Vals de bienvenida, Vals de despedida I y Vals de despedida II) y cortes descriptivos (“Revolution in Munich”). Es magnífico el corte “Fandango”. Añade un breve corte al piano de Liszt. La fotografía, de Christian Matras (“El placer”), en color (eastmancolor) y scope, compone una visualidad fascinante y espléndida, saturada de color y movimiento. Reivindicada por los críticos de la “nouvelle vague” como obra maestra, es objeto de homenaje en “Lola” (Demy, 1961). Restaurada por la Cinemateca Francesa, se reestrena (2008) en Cannes. Se puede disfrutar actualmente (también en DVD) en su integridad inicial y en todo su esplendor.
Bibliografía
- Augusto M. TORRES, “Lola Montes”, ‘Cine mundial’, pág. 527, Espasa ed., Madrid 2006.
- Lars PENNING, “Lola Montes”, ‘Cine de los 50’, pág. 254-259, Taschen ed. (Jürgen Müller ed.), Colonia 2005.
- Philip KEMP, “Lola Montes”, ‘1.001 películas que hay que ver antes de morir’, pág. 326, Grijalbo ed., Barcelona 2006 (6ª edición).