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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
9
Bélico. Aventuras Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un grupo de prisioneros británicos son obligados por los japoneses a construir un puente. Los oficiales, capitaneados por su flemático coronel, se opondrán a toda orden que viole la Convención de Ginebra sobre los derechos y las condiciones de vida de los prisioneros de guerra. (FILMAFFINITY)
1 de febrero de 2009
47 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera superproducción en pantalla panorámica del realizador inglés David Lean (“Breve encuentro”, 1945). El guión, de Carl Foreman y Michael Wilson, adapta la novela “Le pont de la rivière Kwai” (1952), de Pierre Boulle. Se rueda en Sri-Lanka (Kelani River), Malasia, Thailandia y Myanmar (antes Birmania), con un presupuesto de 3 M USD. El film es nominado a 8 Oscar y gana 7 (película, director, guión adaptado, actor, fotografía, música y montaje). Producido por Sam Spiegel (“La reina de África”, Huston, 1951) para Horizon Prod. y Columbia, se estrena el 2-X-1957 (RU).

La acción dramática principal tiene lugar a orillas del río Kwai, en un punto situado a 5 km de la aldea de Kanshanaburi (Myanmar), entre febrero y mayo de 1943. Tras rendirse a los japoneses, el coronel Nicholson (Guinness) y el batallón bajo su mando son conducidos a un campo de trabajo junto al río Kwai para la construcción de un puente. El comandante del campo, coronel Saito (Hayakawa) exige que los oficiales realicen trabajos físicos, como los soldados. Nicholson, que se opone a ello amparándose en la Convención de Ginebra, es sometido a vejaciones, que no le doblegan. Nicholson es convencional, perfeccionista, arrogante y tozudo. Lleva 28 años de servicio. Presenta una cierta deriva hacia la locura. Saito es rígido, autoritario, tiránico y vanidoso.

El film suma aventuras, drama y guerra. Enfrenta a dos personajes testarudos y obcecados, capaces de los mayores absurdos en nombre del deber y del honor. Pertenecen a bandos enemigos, pero se parecen como dos gotas de agua. El interés principal de ambos está en el cumplimiento estricto y a cualquier precio de los deberes que tienen para con los demás y para con ellos mismos. Por sentido del honor, Nicholson exige, a costa de grandes penalidades, el respeto de los derechos que corresponden a los suyos. No le doblega ni el calor, ni la sed, ni la privación de libertad en condiciones inhumanas a la que es sometido. No admite componendas, incompatibles con el sentido del honor. A Saito le mueve también el sentido del honor, pero comete errores, que ha de pagar.

En relación con la guerra se presentan varias posiciones. Frente a las actitudes de Nicholson y Saito, se levantan las opiniones del comandante americano Shears (Holden) y del médico. Shears es un personaje cínico, vividor, oportunista, manipulador y egoísta, que carece de ideales. Desprecia la guerra porque no le gusta. El médico, portavoz de los guionistas, movido por ideales humanistas, ve la guerra como una suma exasperante de absurdos, despropósitos y locuras. Ahí están el encierro de Nicholson en el “horno”, el entusiasmo con el que éste asume la tarea de construir un puente que se puede entender como una colaboración con el enemigo, el deseo de proyectar sobre el puente el espíritu del pueblo británico, etc. La guerra destruye y mata absurdamente. El sentido del honor lleva a la locura.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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