Robert de Niro bajó el listón irremediablemente en los 90 y en parte fue porque quería apoyar su recién creado festival de Tribeca que se basa en su apoyo moral y financiero y que ha servido para revitalizar esta parte de Manhattan. Tribeca es una gran zona y gracias a De Niro se ha convertido en un sitio emblemático y se han financiado películas de directores modestos y desconocidos.

De todas las obras que ha hecho en esa época ésta es una de las mejores. Es una comedia cínica que toca el mundo de la política con una gran singularidad y con gran humor y acierto. Dustin Hoffman hace un papelón pero no ganó el Óscar que se merecía.

Resulta que Robert De Niro trabaja para los Estados Unidos (el papel requiere otro registro que no es su habitual y lo borda) y para evitar un escándalo del presidente recurre a Dustin Hoffman (todavía mejor) que es un veterano productor de cine para crear una ficción y desviar la mirada pública.

Montan tal entramado que se supone que hay una guerra en Albania, con historias tristes y con cantautores folk incluídos, una película divertida que enseña como desde el poder y los medios de comunicación nos pueden (sin el “pueden”) manejar como quieren y nos creemos todo.

Aparecen Anne Heche, una actriz que dio guerra en los 90 pero que ha desaparecido del ojo público, Woody Harrelson y una joven Kirsten Dunst.

El tinglado que montan Heche, De Niro y Hoffman más valía un Óscar que muchas películas que vemos. Buena e inteligente.

Vamos a invadir Ir.. (perdonen quería decir) Albania.