La banda sonora del terror, el pánico existente en el incidente de Nueva Jersey, se le cambia de raza y se consigue que cualquier elemento sume estimulación, hasta el sonido de las boyas, Spielberg construye una maqueta y una película que juega con sus víctimas, redondea un producto escaso y lo sube a la vitrina de las clásicas del cine.

Un pueblo en temporada alta, el turismo busca tranquilidad y las autoridades no están preparadas, el responsable, un profesional y un hombre de casa, el primero en tener miedo, la alarma no interesa, el verano son billetes y una recompensa, planteamiento sencillo, casi que el de todas con mal bicho de por medio, pero genera espectación, amenaza y juega con capturas erróneas, "Tiburón" en la actualidad es una película que marcó la infancia, cualquier playa parecía territorio donde alimentarse, este milagro de la naturaleza tiene enorme atracción, para mí nunca dejó de tenerla, siempre quiero ver un documental de tiburones, Spielberg puede ser culpable de una mala fama, pero también lo es de una pasión para otros.

Una maqueta que se va dosificando mientras fluyen piques en la expedición, el comportamiento a bordo consigue un rumbo a base de cables, garfios y alambre frente a tubos de ensayo, marcadores y refractores, una travesía en busca del pedazo de animal, el lobo marino, el astronauta y el jefe se van de pesca, exhibiciones y discusiones, aventura y terror, se consigue mantener la mirada ante dos barriles que se hunden y flotan, se manejan los tiempos en un duelo con inserciones de documentales, ataques y contraataques, sonríe hijo de pu...