Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vivoleyendo:
8
Drama. Comedia Después de haberse dado a conocer en París, un pintor regresa a su pueblo natal en pleno campo. La casa en la que pasó su infancia cuenta con un espléndido jardín, pero él ni sabe ni le apetece cuidarlo. Por eso pone un anuncio en el periódico local solicitando los servicios de un jardinero. El primer y último candidato es un compañero al que no veía desde los tiempos de la escuela. En su contacto diario con él, el pintor descubre a un ... [+]
16 de mayo de 2009
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unas botas de agua de color amarillo, unas zapatillas, una navaja, un trozo de cuerda, unas hortalizas, unas verduras... Y los profundos ojos de la persona amada.
Ésas pueden ser las cosas que más importan. Las que nos han acompañado durante toda la vida.
Las que nos han proporcionado más felicidad.
Ése es el tipo de cosas que nos llevaríamos a la tumba.
Aquí tenemos un tributo a la amistad de ocaso. Esa clase de amistad en la que uno se desnuda ante el temor a la vejez, ante el tiempo que se escapó demasiado deprisa, ante lo que ya no se puede arreglar. Pero también de agradecimiento por lo bello que hemos recibido. Por lo que hemos sembrado y por lo que recogemos ahora. No siempre recogemos los frutos más hermosos, y algunos se habrán malogrado. Pero hay un momento en que nos detenemos a contemplar nuestro huerto, y descubrimos que es milagroso.
Somos una alegoría de ese huerto. Sembramos y, dependiendo de los cuidados que le prodiguemos, de la suerte, del clima, de los parásitos y de la bonanza, recolectaremos una cosecha más o menos abundante, más o menos sana, más o menos plena de colorido.
"Del Pincel" y "Del Jardín" son dos amigos que han llegado a ese momento de contemplar sus cosechas. Y cada uno las venera a su modo. Uno, con su trabajo paciente y esforzado, con su llaneza tan amable como la tierra benigna y fértil que pisa. El otro, con su sensibilidad artística, su capacidad para captar los juegos de la luz y el color en sus lienzos imperfectos. Uno, mimando los productos de la tierra, participando activamente en su crecimiento, conociendo instintivamente sus secretos; el otro, observándolos y grabando su esencia al óleo sobre una tela, inmortalizando lo que ya apenas nos detenemos a considerar. La belleza de las pequeñas cosas.
Porque al final acabamos dándonos cuenta de que todos esos pequeños detalles son los que nos han hecho más felices.
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow