La piel que habito

Para que una historia desgarradora pueda ser comprendida por el espectador, es imprescindible que sea tan bien contada que éste sea capaz de digerirla hasta el punto que pueda ponerse por un momento en la piel de su protagonista: "Por un instante yo podría haber hecho lo mismo" llegará a experimentar el espectador.
Eso de empatizar, por tanto, es la clave.
Para mí Tarantino es muy hábil en este complicado oficio del provocar la empatía, al menos en algunas de sus películas, a base de flashbacks. Sintiendo la comparacíón, Almodovar no lo consigue. ¿Por qué? Porque tal y como están dibujados los personajes no resultan coherentes sus actos en el desarrollo final de la historia, y todo termina dejando una sensación de escultura resquebrajada por exceso de horno.

Salí anoche del cine maldiciendo y pensando.”¿Qué necesidad tendré yo de ver esta película? Me sentía estafada, me habían robado tiempo y dinero y encima me iba a casa con una sensación de náusea, de desasosiego, de inquietud. Le dije a mi pareja que no perdiera el tiempo, que ni se le ocurriera pagar una entrada por semejante tomadura de pelo.

Toda esta sensación de extraño revoltijo estomacal que me produjo la película me parecía totalmente gratuita, sin significado, sin un trasfondo aprovechable, como si almodóvar hubiera querido asomarme al cubo de la basura para provocarme una arcada sin darme nada más a cambio.

.Al levantarme por la mañana, he seguido pensando en la película, lo cual es un indicio buenísimo, Los abrazos rotos se me olvidó 5 minutos después de salir del cine, así que en algo supera a su antecesora, aunque también es cierto que para superar aquello no hace falta mucho.

Pues bien esta mañana he pensado que el final es lo mejor, esa última secuencia y sobre todo esa última frase, tan sumamente almodovariana y humorística, me parece la constatación de que Pedro es consciente de lo que ha hecho, es consciente de lo forzado, abigarrado, melodramático y hasta esprepéntico de su película y por eso en un guiño al público termina así la película, como diciendo:-¿Qué os creíais que no me había dado cuenta del disparate que ha sido todo esto? Soy Almodóvar y es lo que quería, quería dejaros con la boca abierta, flipando por un tubo.

También es cierto que él sabe que se podría grabar a sí mismo tirándose un pedo y que iríamos todos al cine y muchos dirían además que es una sublime obra de arte, o sea que aún podemos agradecer las molestias que se ha tomado elaborando una trama por dudosa que sea. Eso él lo sabe y por eso prefiere hacer algo sumamente estrafalario que pueda confundirse con el arte que algo más normalito que pudiera revelar mediocridad. Le sale más a cuenta.

Tiene que ser transgresor, tiene que ser genial así que no se puede adscribir a un género, porque así al tener elelmentos de comparación se le vería el plumero: como película de terror sería demasiado light, como peli de suspense predecible y enrevesada, como comedia excesivamente desagradable, como thriller ridícula…ahora bien, como batiburrillo almodovariano cuela y aderezado con su personal fotografía tiene que gustar forzosamente a modernillos, gafapastas y progres intelectualoides en general, que verán en sus planos tan “arty” (véase Elena haciendo yoga con el mono elástico o Elena sosteniendo un cuchillo con máscara y mono en plano cenital sobre alfombra con punto rojo) el recorte ideal para decorar sus despachos y estudios. (Dicho sea de paso que a mi podría incluírseme en cualquiera de esos grupos).
En conclusión me parece un disparate de película, prescindible totalmente, que se aprovecha de la marca de la casa y que vive de las rentas de toda una carrera… Pero porque puede.

Nadie va a descubrir que Almodóvar es uno de los mejores directores que ha dado el cine español, y nadie va a discutir que algunas de sus películas han hecho mucho por el cine en general, dotándolo de lenguajes nuevos y abriendo nuevas ventanas para oxigenar el cine del viejo continente.
Otra cosa es si La piel que habito es una buena y lograda película o no.
La última película de Almodóvar sigue una línea que nunca ha abandonado y que le ha traído mejores y peores resultados, los amores imposibles, extraños, retorcidos y los personajes que los sufren habitan las cintas del manchego una y otra vez, a veces con un tono dramático, a veces cómico.
Los amores de sus últimas películas están diseñados, también, para que haya una cierta conexión con la realidad de los periódicos y los temas que a todos nos preocupan.
Los sucesos a los que pudimos asistir hace unos pocos años en los que varias personas habian sido secuestradas durante larguísimas temporadas parecen estar detrás del guion de La piel que habito.
En dichos secuestros, algunos de ellos terribles como los que todos recordamos en Austria, parecía que la voluntad del secuestrador consistía en construirse una vida a su medida, lejos de los problemas que azotan las relaciones del mundo real, se construían una realidad paralela en la que obligaban a sus víctimas a ser y hacer lo que ellos soñaban.
Robert, el protagonista, aprovecha una serie de situaciones traumáticas y su propia personalidad para construirse ese mundo en el que puede diseñar la pareja perfecta, su obra.
La ciencia ficción parece ser un añadido nuevo en los guiones de Almodóvar, las piruetas científicas de este guion no aparecen tan explícitamente en otros. Además de esa exageración con el guion que obstruye un tanto la narración, hay otros problemas que alejan más que acercan a La piel que habito de la lista de las mejores películas firmadas por Almodóvar.
Para empezar, esta relectura de Frankenstein carece de las caracterizaciones psicológicas de los personajes que hicieron tan grande aquel Remando al viento de Gonzalo Suárez allá por el 1.988. Esta versión se centra en lo que pasa porque los personajes son una serie de estereotipos dentro de la fauna de Almodóvar, estereotipos que no tienen mayor sorpresa porque ya conocemos sus tics.
La narración parece haberse descompuesto para ser más atractiva pero ese gran flash back no ayuda a interesar, todo lo contrario. Nos interesa más el porqué que el cómo, y los porqués desaparecen del hilo a las primeras de cambio.
Me parece sano que se puedan pensar formas de amor cuyas fronteras y límites pueden hasta transgredir y ofender la moral establecida, es legítimo hacerlo y hoy en día el cine ha sustituido sesudos volúmenes de moral de otros siglos, otra cosa muy diferente es que esa transgresión tenga peso y esté bien contada. En este caso, no.
Sigo en spoiler por falta de espacio

Lo siento. He visto todas las películas de Almodóvar. Algunas me parecieron geniales y otras no tanto, pero esta en mi opinión es la peor de todas. Desde la primera imagen en que aparece la protagonista embuchada en un traje acrílico ceñido color piel ¿por qué no haberla puesto desnuda directamente, con pequeñas señales tal vez de que esa sea su nueva piel? Y la trama primero parece inquietante e intenta atrapar con los dilemas de la bioética que plantea, pero se desarrolla de una forma que se hace secuencia a secuencia más aburrida y más anodina. Un rollo patatero, vamos.

Me invitan unos amigos al visionado del dvd y, cuando termina, estoy estupefacto de lo que acabo de ver.
La historia que propone Almodovar la he leido en varias ocasiones en una web de relatos eróticos; con la sutil diferencia de que los autores (aficionados) de estos relatos no aspiran a ganar un Oscar, un Goya o una Palma de Oro como sí hace Almodovar.

La propuesta es absurda, ridícula en ocasiones (momento jaguar amazónico, p.ej.) y surrealista en general. Sin embargo, nos la vendieron como thriller psicológico e incluso como cine negro.

Una vez visionada, a uno le queda la impresión de que el realizador no ha sabido que hacer con una historia que podía dar bastante más de sí habiéndole dado otro enfoque y, quizás, añadiendo un epílogo que arreglara un poco el conjunto final y nos evitase la sensación de que quería "terminarla como fuera".

Además, técnicamente es de lo más flojo que nos ha ofrecido Pedro. Las actuaciones son pobres, los diálogos para olvidar y, que me perdone Alberto Iglesias, la banda sonora es cansina y, por momentos, ratonera.

En definitiva, un producto prescindible, falto de imaginación (o con demasiada) y que no será recordado entre lo mejor de Almodovar.