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Un lugar en el mundo

Drama Ernesto hace un viaje a la provincia argentina de San Luis, a un remoto pueblo en un valle puntano, para recordar su infancia y las circunstancias que han determinado su vida: sus padres se habían exiliado voluntariamente de Buenos Aires para vivir en una comunidad campesina. La llegada de un geólogo español, contratado por el cacique local para buscar petróleo, representa una amenaza para la forma de vida de los campesinos. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 88
Críticas ordenadas por utilidad
17 de noviembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película a Aristarain plantea con prioridad una dimensión ética, cosa que resulta cada vez más difícil en el cine actual. Para que todo adquiera una dimensión superior y los personajes cobren mayor envergadura, todo el film está visto a través de los ojos de un adolescente. Este planteamiento – igual que sucedía en “Raíces profundas” – es fundamental en la concepción de “Un lugar en el mundo”, y por eso comienza con el retorno del joven Ernesto al pueblo de San Luis donde ocurrieron los acontecimientos que marcaron su vida, en un largo “flash back” que abarca casi todo el metraje. Recordando su amor imposible, el empeño y sacrificio de sus padres, maestro y doctora encarnados espléndidamente por Federico Lupi (Mario) y Cecilia Roth (Ana).

El film mantiene que la mejor educación que se puede dar deriva del ejemplo, los principios frente a la codicia, y por eso la figura de su padre Mario se ha mantenido, para el joven, incólume a lo largo de los años. Pero lo más importante que su padre – maestro de escuela que tiene que dar de comer a sus alumnos para que asistan a clase – le ha transmitido, es una concepción de la vida donde la justicia pueda existir, al igual que una concepción del ser humano en la que solidaridad y ética pueden llegar a ocupar el puesto que hoy detentan la competitividad y el afán de lucro. Ernesto recibe una herencia de dignidad, de garantía de que un hombre será más feliz, allá donde sea más necesario.

El personaje “excusa” sería Hans (José Sacristán), un geólogo contratado por el cacique del lugar para estudiar la zona en busca (en principio) de petróleo. Un tipo pragmático que se considera un mercenario a sueldo, pero que el fondo no deja de ser un romántico que sabe distinguir y admirar lo que merece la pena. La irrupción del personaje provoca determinados problemas entre Mario y Ana. Una película de personajes fronterizos, al que la película rinde homenaje explícito en la borrachera entre Mario y Hans, que piensan que pese a todo es preferible seguir luchando, por lo que uno cree, aunque los vientos no soplen a favor. Una película honesta y sincera, lo que en la situación actual resulta reconfortante.
Antonio Morales
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27 de mayo de 2007
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No recuerdo haberme emocionado tanto viendo una película desde hace años. Lo único de lo que me arrepiento es del tiempo que he tardado en verla. Pero quince años después de su estreno Un lugar en el mundo sigue manteniendo intactas todas sus virtudes.
En un primer plano, la película cuenta la historia de un geólogo español que llega a la Patagonia argentina a trabajar para el terrateniente local que además es alcalde. Una vez allí entabla relación con un familia de idealistas que sobrevivieron a la dictadura argentina, tras un exilio forzoso en España. Ellos han conseguido unir al pueblo para hacer frente común contra el alcalde.
Esta historia le permite a Adolfo Aristarain hablar de muchas otras cosas. Un lugar en el mundo habla amor, de las ilusiones perdidas, del futuro esperanzador, de solidaridad, de compromiso, de lucha, de miedo. Habla de esa pequeña porción de tierra que hemos elegido para vivir, y que es mucho más que eso. Y habla de todas estas cosas y muchas más, con un tono ligero, nada enfático, no pretende adoctrinar, solo emocionar. Y lo consigue.
Adolfo Aristarain narra la historia con sencillez y cercanía, con un estilo heredado de los grandes clásicos. Se dijo en su día que Un lugar en el mundo era como un western argentino, y la comparación no puede ser más acertada. Los paisajes, la luz, el coche de caballos, el tren, el ganado, el forastero, el terrateniente, todo aparece en esta historia. Y la música, una música maravillosa que acompaña las evocadoras imágenes.
El reparto solo puede decirse que está a la altura de la película. Ferderico Luppi se muestra duro, potente y conmovedor. Cecilia Roth es un lujo para cualquier película en la que participe, aquí vuelve a estar cercana, emocionante y profundamente carnal. Junto a ellos un estupendo José sacristán y la maravillosa Leonor Benedetto, y el chaval que es un prodigio de naturalidad.
Los momentos para el recuerdo son muchos, pero esa conversación padre-hijo hacia el final de la película es maravillosa, y por extensión toda la parte final, que alcanza unas cotas de emoción casi sublimes.
Lo bueno de todo esto es que Un lugar en el mundo no es fruto de la casualidad. Adolfo Aristarain ha seguido demostrando después que es un director como la copa de un pino.
ernesto
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14 de diciembre de 2007
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crónica rural de la Argetina más profunda y deprimida. De cómo un matrimonio de idealistas y su hijo intentan luchar contra el caciquismo local y el capitalismo imparable, siendo esta batalla muy dolorosa.
Historia de frustraciones humanas, de derrotados frente al sistema, de mantener sus ideales hasta el último momento. Esta película te deja un poso interior muy valorable y hace que la misma se deba saborear tranquilamente, escuchando los diálogos y viendo la profundidad de la historia.
En definitiva, muy recomendable.
CHOPLEKE
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17 de febrero de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso dijo Hans, sujetando el sulky de Mario, tratando de explicarle lo inexplicable.. Por qué él, un mercenario (habías dicho Geólogo, le retruca Mario) echaba a perder su suculenta paga en una multinacional presta a construir una represa en las pobres tierras de los más pobres de Valle Bermejo; por qué acababa de echar a la hoguera de la Utopía una ramita seca más, si después de todo "esto es el sur del Río Bravo, coño"; por qué admiraba tanto a ese hombre cuya mujer le movió el piso (geológica y sentimentalmente hablando).. y tantas otras cuestiones que no se pueden descifrar si no es con el corazón.. ese músculo sabio y traicionero que conoce y detecta sin dudar cuál es nuestro lugar en el mundo.
Un mal día lo tiene cualquiera.. afortunadamente no lo tuvieron ni Aristarain, ni Sacristán, ni Luppi, ni Roth, ni Benedetto ni Kauderer (música) cuando se juntaron para tallar esta joyita inolvidable.
zelmarux
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5 de junio de 2007
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un Lugar en el Mundo es la historia de un chico de 12 años que vuelve, 9 años después, al lugar de su preadolescencia, donde vivió unos años, donde tuvo vivencias importantes, donde escuchó o espió momentos que han quedado grabados en su memoria y han sido los impulsores de tal viaje. Quiere reencontrarse a sí mismo; necesita saber si ése es su lugar en el mundo. Desea saber cómo hace uno para encontrar su lugar.

A mi gusto es la mejor película argentina que se haya hecho. Aristarain es sin dudas uno de los mejores directores latinoamericanos.

Las actuaciones son extraordinarias. Luppi y Sacristán son dos excelentes actores que imponen su sello de grandeza, de buen porte, de saber cómo pararse delante de una cámara. Hasta Leonor Benedetto que siempre fue muy exagerada y súper actuada aquí encuentra su mesura, su papel lo pide. Cuando hay un buen director pasan estas cosas.

El film narra la historia de una pareja argentina que se exilia en Madrid durante la dictadura y luego vuelve a su país y deciden vivir como turistas en su propia tierra, es por eso que se van a un valle del interior, antes que vegetar como ciudadanos de clase media bajo el capitalismo de una ciudad “civilizada”. De ahí en más las vicisitudes de un maestro y una doctora luchando contra un intendente corrupto y enseñando el socialismo a los humildes campesinos para poder defenderse de las garras de los más fuertes. Nada nuevo; ahora sí, hay que ver quién y cómo lo cuenta.

La música de Emilio Kauderer es muy buena, acompaña excelentemente cada escena.

Esta película la he visto decenas de veces y en cada una de ellas le encuentro algo
nuevo, un nuevo color, un nuevo mensaje, una nueva emoción. Queda demostrado que se puede hacer el mejor cine con muy pocos recursos. Y ese es el más real, casi siempre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yamani
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