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La noche más oscura (Zero Dark Thirty)

Thriller. Acción. Drama Tras varios años de investigación de la CIA, que incluyó torturas a prisioneros en Afganistán, y gracias sobre todo a la perserverancia y decisión de la agente especial Maya (Jessica Chastain), por fin el presidente Obama dio el visto bueno a la operación militar que acabó con la vida de Osama Bin Laden, líder de Al-Qaeda. El título, "Zero Dark Thirty", se refiere a la hora: las 00:30 de la madrugada del 2 de mayo de 2011, momento en ... [+]
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Críticas 271
Críticas ordenadas por utilidad
7 de enero de 2013
59 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar debería admitir que no me gusta el cine bélico y menos si nos muestran la historia desde la perspectiva de "buenos y malos". Pero con Zero Dark Thirty he hecho una excepción después de leer las críticas de los profesionales españoles, pensando que serían más asépticos que cualquier crítico americano, en esta misma web. Grave error.

Es posible que se me escape algún spoiler, pero teniendo en cuenta que nos suena la historia y su desenlace, es dificil diferenciar los hechos conocidos de los que no lo son.

Para empezar me sorprende que se diga que este film o documental ficcionado de la versión oficial del gobierno de los E.E.U.U es riguroso y neutro dando libertad al espectador para tomar posición ética o moral sobre los hechos que se describen. Pero personalmente no he dejado de ver justificaciones en el guion para que el comportamiento de la CIA nos parezca duro, pero necesario. Claro ejemplo de esto sucede en el minuto uno,mientras la pantalla está en negro, se reproducen algunas llamadas telefónicas de víctimas del 11-S despidiendose de familiares o mostrando su sufrimiento ante una muerte segura dentro de uno de los edificios del World Trade Center. La siguiente o primera escena, según se mire, muestra el interrogatorio de un "terrorista" al que mediante duras torturas, la CIA intenta sonsacarle información con la única ambición de evitar más atentados.

Dejando a un lado el aspecto político, Bigelow dirige de forma correcta la cinta de dos horas y media de duración con el merito de hacer que el espectador aguante las tediosas e insulsas dos terceras partes de investigaciones y atentados e investigaciones y atentados y más ivestigaciones. El único personaje que parece tener trasfondo y una evolución en los doce años en los que transcurre la historia es el de la protagonista, con algún aire machongo a lo teniente O'Neil incluido.

El final dicen que es de las mejores escenas de acción del año y no me extraña teniendo en cuenta que estamos a día 7 de Enero. Es correcto, sin más.

No es una mala película de género bélico, pero el que esté basada en "hechos reales" (me gustaría poner unas comillas como las torres Kio de grandes), haberme hecho una idea del aspecto político- ético previo tras leer algunas críticas e intertar hacerme comulgar con ruedas de molino, no han jugado a su favor para mi gusto.

@Cocotoloco
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
COCOTOLOCO
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8 de enero de 2013
48 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la jerga militar ZERO DARK THIRTY informa de la hora, ("dark" se utiliza para informar que son las doce y media, pero de la noche), hora en la que se supone se sació el apetito de venganza, después de una década, de más de uno en Estados Unidos.

BIGELOW arranca con un fondo negro y un audio que recrea llamadas a servicios de emergencias el S-11, efecto tremendamente eficaz para que el espectador defienda lo que va a ver a continuación como algo perfectamente justificable. Con esto la directora consigue, no defender los métodos, y no voy a entrar yo aquí en el debate obigatorio, sino poner bastante complicado al espectador cuestionarse los derechos individuales de cada uno de los personajes que es sometido a interrogatorio.

Lo que BIGELOW consigue es ofrecer una narración bastante objetiva, flirteando con el estilo documental muchas veces, donde será el espectador el que llegue a sus conclusiones, si es que éste se acuerda de, o debe, meditar sobre el tema. Esto ocurre porque está tan bien filmada que 2 horas de interrogatorios e investigaciones pasan a gran velocidad, desembocando en una operación, inmaculadamente dirigida, que nos mete en la piel de los comandos especiales norteamericanos, en este caso los SEALS. Bufff, que lograda esta última parte de la película…veraz es poco…un diez para la documentación que han tenido que consultar y plasmar.

Sólo PAUL GREENGRASS podría rodar a este nivel una historia de espías con el terrorismo árabe como telón de fondo, y con esta temática BIGELOW se confirma (como ya lo hizo en su día FINCHER con su RED SOCIAL) como uno de los mejores directores de la actualidad. No es nada fácil condensar diez años de trabajo en tan poco tiempo, y mucho menos establecer una línea argumental que de forma al relato en éste caso.

Los actores son un acierto de casting, desde JESSICA CHANSTAIN, que este mes la vemos en cartelera por partida doble gracias a CORIOLANUS, hasta JAMES GANDOLFINI. Todos realmente bien. JESSICA CHANSTAIN no haría del todo mal si ensayase algún discurso para la gala de los Oscar, por si acaso…

El único pero de todo esto es algo que ya resulta cotidiano, su duración. Sus casi 160 minutos pueden acabar cansando a mucha gente, sobre todo a los espectadores que no comulguen con éste tipo de géneros. Los que habéis disfrutado con 24 o HOMELAND vais a salir del cine con un subidón bastante serio.

Cine con mayúsculas.

LO MEJOR:
EL RITMO de la película, sustentando por unas actuaciones ejemplares.
La ÚLTIMA MEDIA HORA hora, el BLACK OPS más realista que se ha rodado nunca.
La CONSEGUIDA OBJETIVIDAD con la que se aborda el tema.

LO PEOR:
SU DURACIÓN, para algunos.
NADA MÁS.

Más críticas en www.elpalomitron.wordpress.com
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nostromo
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11 de enero de 2013
61 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he valorado las películas por su desempeño técnico, sensaciones, guión y demás. En esta no puedo hacerlo así. No después de sentir como me están intentando meter unas ideas en la cabeza de manera de manera tan poco disimulada. ¿De verdad se piensan que todo el mundo es tan manipulable? Bueno, quizá todo el mundo no, pero veo que hay muchos que si lo son. Así vamos.

Intentando disimularlo con alguna pequeña crítica que al final pasa desapercibida la película es un intento de legitimar a políticos y militares. EUA son los buenos y para ser así todo vale.

"Así ha pasado y así os lo hemos contado"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dimas
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6 de enero de 2013
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando llegó a mis oídos la noticia de que Kathryn Bigelow, directora de “En tierra hostil” (2008), estaba preparando una película sobre la muerte de Bin Laden, una palabra me invadió la cabeza: oportunismo. No podía ser que apenas unas semanas después de la eliminación del conocido terrorista, los guiones de Hollywood ya comenzaran a llenar de tinta sus hojas con vistas a una inmediata superproducción, éxito de taquilla asegurado por la trascendencia de su argumento y una publicidad que se fabricaría sola desde la prensa y el boca a boca de la gente. Bigelow tuvo en su mano la oportunidad de estafarnos, de hacer que pagásemos nuestra entrada, nos apalancásemos en nuestra butaca y masticáramos lo primero que se le pudo pasar por la cabeza con tal de hacer un taquillazo. Un boom que hablara de uno de los mayores asesinos de nuestra Historia y, mejor aún, en el que se pudiera ver cómo se cargaron a ese hijo de mil putas.

Pero no quiso hacerlo. Prefirió disipar de un plumazo dudas como la mía (en estos casos, me encanta comerme mis propias palabras). Decidió ser fiel a la fórmula que tanto éxito le regaló “The Hurt Locker” y así completar una película brillante, tensa, fascinante, seria en cada punto de su argumento, importante por su carácter documental, con un apartado técnico absolutamente exquisito, apasionante. El guión, escrito por Mark Boal (historia de “En el valle de Elah“, 2007), se apoya en documentos oficiales conseguidos vaya usted a saber cómo y se entrelaza con las magníficas escenas rodadas por Bigelow en una red que se va tejiendo con suma precisión para montar, pieza por pieza, la investigación que culminó en la localización y posterior eliminación de Bin Laden.

Con un potente aroma a “Homeland” (2011—) y superando en su parte de acción tanto a “En tierra hostil” como a “Black Hawk derribado” (2001) —ambas una maravilla—, “La noche más oscura” pisa muy fuerte en el cinéfilo terreno del espionaje y las operaciones tácticas, inspirando verismo y aportando un disfrute permanente por todo lo que cuenta y por cómo lo cuenta, demostrando ser una película muy contundente y equilibrada al mostrar tanta rotundidad y brillantez en las dos vertientes del argumento: el más relacionado con todo aquello ligado al espionaje (despachos, seguimientos, interrogatorios…) y su parte bélica/táctica, con unos minutos para enmarcar, rodados con todo detalle y ofreciendo una tensión que me mantuvo inmóvil y entusiasmado durante todo el tramo final de la película.

Una buena, muy segura y totalmente convincente Jessica Chastain (“El árbol de la vida“) encabeza un reparto del que también asoman los trabajos de Jason Clarke, que encarna a un demoledor personaje tan frío como imprevisible, hasta otros como Reda Kateb, cruel reflejo del sufrimiento de su personaje. Se agradecen las breves pero efectivas apariciones de Kyle Chandler, Mark Strong y James Gandolfini. Como acompañamiento de lujo, los sutiles pero nerviosos compases de la banda sonora compuesta por Alexandre Desplat, con muchísimo de otro trabajo suyo como “Syriana” (2005). Acertados compases que contribuyen a elevar el nivel de tensión sin necesidad de hacerse notar demasiado, pues la verdadera protagonista debe ser esta grandísima película.
Sandro Fiorito
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4 de enero de 2013
27 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así que, ¿qué será? ¿Cántaro lleno o vacío?

Zero Dark Thirty desengrana la intrincada e implacable operación del gobierno estadounidense en pos del terrorista más celebre – o infame – de nuestro tiempo. Una fábula en la que Papá Gigante clama venganza y justicia contra el hombre del saco; de hecho, a Osama Bin-Laden se le nombra tanto en el film que llegan a referirse a él por sus iniciales. Como si fuera innombrable. Como si se tratara del cuento que los papás americanos cuentan a sus hijos por la noche para que se vayan a la cama convenientemente asustados y/o patriotizados. Lo bueno, o lo malo, es que ya sabemos cómo acaba la peli, me comentaba Pilar, compañera de alma y de butaca. Así que uno reza porque esas dos horas y media expriman un mínimo de jugo lúdico. No somnífero, por lo menos.

Bien. 150 minutos de cacería, y además desde los despachos. Batiburrillo semiarriesgado de cine bélico, procedimiento policial y documentalismo. Todo esto a manos de una mujer cuyo último trabajo le dejó con un Oscar a la mejor dirección y otro a la mejor película en la vitrina del salón. Tremendo caramelo que puede indigestarse por la responsabilidad que supone habérselo comido, sobre todo porque Kathryn Bigelow es de esas realizadoras a las que sí les importa la rentabilidad. Debe lograr, en pocas palabras, un film que garantice un listón mínimo de espectacularidad, efectividad comercial y agrado crítico. Peligrosa combinación alimenticia: hay que amamantar a los pececitos que llenan las salas sin olvidar a los tiburones que nos ponen la nota, por no mencionar a los tritonzuelos que imprimen en relieve nuestro nombre en la estatuilla. Hace falta ser todo un mago de la cocina. ¿Es la señorita Bigelow una Gandalf Adrià del séptimo arte? Echemos un vistazo a su maletín de truquitos mágicos:

1) El film abre – o golpea – con una secuencia de tortura; indigerible abracadabra que se repetira con más o menos detallismo durante toda la primera hora. Si somos buenos estudiantes, aprenderemos que está bien justificado someter a los terroristas a tratos vejatorios de todo tipo e incluso superarles en crueldad, a ellos a quienes tanto tememos. Se trata de cazar al fantasma del armario y, por supuesto,

2) De proteger a nuestro país. Esta es quizá el truco más ilustre de la magia estadounidense. La esencia del patriota está elaborada a partir de una excusa a prueba de todo. Se puede y se debe hacer lo que sea, escrúpulos fuera, moralidad arrojada por el ventanal, si se trata de defender a nuestro país. Y despertar así una sonrisa complacida en la boca del espectador medio americano y una burlona en la del español, que ha visto magos menos procaces.

3) Alguna explosión de vez en cuando, quizá secuelas sónicas que a la conjuradora Bigelow le quedaron de En Tierra Hostil (The Hurt Locker, 2008). Ser fieles al método Copperfield: un buen despliegue de medios y un uso comedido, coherente si se puede, de los efectos especiales que tanto nos gustan para prohibirnos de la siesta. Un Hollywood narrativo, vaya, si es que eso existe.


4) Hacer que muera algún amiguete de la protagonista a mitad de la historia, para que los niños no olviden que los personajes tienen corazoncito y que no se trata de matar por matar, sino que hay razones personales de por medio. Insistimos: hay que justificar, porque no queremos que la audiencia juzgue a los personajes de forma distinta a lo que tenemos programado. Que un guión sienta la necesidad de disculpar a sus personajes no significa que el plumero está asomando; significa que lo hemos visto a millas de distancia.

5) Un clímax en el que, hay que reconocerlo, se nos despierta del letargo. Irónicamente, el film arranca cuando llega al fin esa noche más oscura en la que todos sabemos lo que va a pasar, pero no sabemos exactamente cómo. Después de K-19: The Widowmaker (2002) y En Tierra Hostil, Kathryn ha tenido tiempo de sobra para adquirir una pulida técnica en la captura de la tensión y el realismo de una operación militar moderna. La ansiada caza de Bin-Laden ocupa casi media hora de pantalla y funciona sinceramente a las mil maravillas en ella, aunque salpicado con un tropiezo de lo más cómico cuando uno de los soldados protagoniza una de las llamadas a puerta más irrisorias que se recuerdan (¡Osama! ¿Estás ahí?), para regocijo de ese público latino tan experto en destapar el ridículo.

Y 6) El Prestigio, El Truco Final, los Polvos Mágicos que todo buen telón debe llevar consigo al caer: unas gotitas de moralina.

La recepción de Zero Dark Thirty ha resultado bipolar a todos luces: quienes no tachan al film de patriótico, propagandístico, pro-tortura y pro-fin justifica los medios, lo alaban como historia que en realidad cuestiona los métodos del gobierno estadounidense e ilumina la virtud más siniestra de la guerra, que nos otra que la que nos hace disfrutar con ella. En este blog procuramos ser temerarios con nuestra opinión y también honestos con ella, así que nos inclinamos por la teoría número uno. Porque una esponja no puede desmaquillar un desastre facial, ni treinta segundos de ética como colofón pueden pretender darle la vuelta a la tortilla que nos acaban de servir. No puede tratarse sino de un truco más, el más visible y aparatoso de todos.

La noche más oscura es un tren sin piloto de camino al fin del raíl. Sabemos dónde va acabar y todo vale con tal de llegar ahí. Parte de la premisa de que hemos ido al cine para ver morir al monstruo del armario, para recordar que el mundo es un tanto más seguro porque el Tío Sam y sus protosoldados con gafas de visión nocturna así lo permiten. No culpemos a los realizadores; culpémonos a nosotros. Permitimos que pongan las reglas del juego. Así que la regla es que todo vale.

Podrás seguir leyendo este y otros artículos de cine en: http://cafe-bresson.blogspot.com.es/
larsaliknt
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