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Scaramouche

Aventuras Scaramouche fue el espadachín más famoso y charlatán del siglo XVIII. Su vida estuvo llena de aventuras y amoríos. Era hijo de un noble francés que tenía motivos para ocultarle su identidad, razón por la cual Scaramouche ignoraba sus orígenes. Su padre adoptivo, muy amigo de su padre biológico, era Philip de Valmorín, a quien tuvo que ayudar a huir de los hombres del Rey que lo acusaban de sedición... (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2007
29 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rafael Sabatini fue un escritor de segunda fila dentro del género de aventuras, sus novelas son infinitamente peores que las de Salgari, Karl May, Verne o Haggard por citar algunos, pero tuvo la suerte de ser más británico que italiano –su madre era inglesa y escribía en ese idioma sus libros y fue espía de Su Majestad en la SGM- y la pérfida Albion siempre agradece a sus súbditos tal distinción con la posteridad.

Sus libros, cargados de un foribundo antiespañolismo, no fueron como digo gran cosa, sino fuera por Hollywood que convirtieron al capitán Blood y sobre todo a Scaramouche en personajes casi mitológicos.

De esta segunda novela, quizá su mayor éxito, y de su versión cinematográfica trata esta crítica, nunca mejor dicho, ya que “Scaramouche” tiene algunas virtudes y bastantes defectos.

Las virtudes son evidentes. Es complicado encontrar muchas películas en toda la historia del cine que superen la calidad esgrimistica de lo que se puede contemplar aquí. Si Stewart Granger está bien con el acero, Mel Ferrer está de Juegos Olímpicos y medalla a la buchaca. Impresionante.

Las dos actrices espectaculares, Eleanor Parker notable y Janet Leigh sobresaliente, con una belleza sin par. Y funcionan muchas cosas más, pero no voy a ser un abrazafarolas que ya hay muchos por la web.

En realidad el problema de la película es la propia historia y su absoluta falta de verosimilitud. Cuando se habla del superhombre de Nietzsche, algunos citan a Tarzán o a Conan. No, que va, el superhombre es Scaramouche. Sólo a él -y en un breve espacio de tiempo- le está permitido aprender a manejar el florete y derrotar al mejor espadachín de Francia; a convertirse de la noche a la mañana en un actor triunfante en todo el país, que enmudecería a los actores del método; o a protagonizar los discursos y desenvolvimiento como parlamentario nacional que hace que sea la envidia de la Carrera de San Jerónimo; y por supuesto llevarse todas y cada una de las mujeres de calle...

Al director George Sidney nunca se le dio bien este tipo de género cinematográfico y lo realizó impulsado por el éxito de “Los tres mosqueteros”, sin embargo hay momentos que se nota que es lo romántico –donde mejor se mueve- lo que más le interesa traicionando al espíritu del libro y del guión. Además Stewart Granger le falta el sentido de humor para dar la gracia necesaria a Scaramouche, personaje bufonesco, alejado del galán nobiliario típico de este magnífico actor británico. Aún así felicitaciones por el intento, en una de las actuaciones más complicadas de su carrera.

En general que mal ha entendido y se ha acercado Hollywood a la historia de Francia, casi igual de mal que a la de España.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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17 de noviembre de 2007
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El exuberante Sidney sin recatos ni vergüenzas. Plenitud e inocencia del comic. Sus historias, como siempre, son degustables pastiches babilónicos, llenos de technicolor, sin retórica en los sentimientos entrecruzados de sus nunca vacilantes personajes. En Sidney todo es holgado, porque sus increibles e inolvidables barridos de cámara poseen esa excitante limpieza del más puro lenguaje que nos ofreciera el séptimo arte. Hay mucho personaje noble, buenazo, algún que otro villanito, mucha sonrisa de comprensión, y mucha sabiduría cinematográfica en ese peligrosísimo enfrentamiento final. ¡Ah, aquellas tardes irrepetibles de sábado, con estos monumentales tebeos del colosalista George Sidney, que, pese a tanta viñeta imaginativa, te dejaba tamaña sensación de verosimilitud en el cerebro, que uno abandonaba la sala como si le hubieran contado historia de la de verdad, de esa de la Enciclopedia Larousse! Sí, porque uno de nuestros más grandes especialistas en aventuras, el irreprochable Stewart Granger, andaba agitándose por los caminos de la bella Francia y las no menos falsas calles parisinas, y siempre reconfortaba nuestras emociones peliculeras.
Yo, personalmente, le lancé un pequeño anatema, pues me dolió que abandonara a la escultural, liberada y excelsa Eleanor Parker (¡fúlgida cabellera pervertidora, pasión sublimada en aquel carromato circense que parecía un burdel pequeñín en el que más de uno se habría perdido!) por el blondo aporcelanado de Janet Leigh. Claro que, al final, la bellísima y comprensiva Eleanor se consolara nada menos que con el mismísimo Napoleón (escena cortada en su tiempo, y que no sé si hoy aparecerá por ahí). Aventuras turgentes las del Sidney. No sé que más nos podía deparar la vida en aquella estupenda infancia de ensueños.
pablo garcia del pino
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11 de abril de 2012
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo hemos perdido con el paso de los años en el cine, eso está muy claro. Muchos géneros han ido muriendo poco a poco hasta quedar casi inexistentes (musical, western, cine negro...). Quizás el cine ha evolucionado de una manera extraña, ha habido progresos y ha habido atrasos como en casi todo. En el cine de aventuras creo que ha habido cierto retroceso. Me explico. Es indudable que hemos gozado de grandes films de aventuras a lo largo de los últimos años, pero no es lo mismo, no dejan la misma sensación que esos viejos clásicos del cine de aventuras de hace 50 o 60 años.
Las sensaciones no son las mismas, se ha perdido el romance, el humor, incluso se ha perdido el valor. Ese cine nunca volverá, pero para eso tenemos el legado que nos dejaron los grandes clásicos, como es el caso de "Scaramouche".

Tiendo a escribir muchas de mis críticas con cierto toque nostálgico, y puede que a algunos os llegue a molestar y a pensar que soy un pesado, pero no lo puedo remediar. No he podido vivir en esos años 50 (muchos estarán de acuerdo conmigo que es la mejor década de la historia del cine) donde encontrar películas como de la que hoy escribo, y al verlas ahora, en pleno 2012, osea, 60 años después, no puedo evitar maravillarme de cómo era el cine por aquel entonces. Un verdadero arte.

Hablando un poco de la película en sí, "Scaramouche" tiene los ingredientes necesarios para hacer de una tarde aburrida un excelente momento de diversión y emoción, en pasar dos horas viendo cine con mayúsculas y a la vez disfrutar como un niño. Tenemos para empezar una magnífica mezcla de estilos, pues "Scaramouche" es una maravillosa cinta de aventuras llena de romance, humor e incluso dosis de intriga. Un más que buen reparto, con Stewart Granger encarnando al valeroso, charlatán y mujeriego protagonista; Mel Ferrer como un genial villano; y con Eleanor Parker y Janet Leigh dando el toque femenino a la cinta. También son más que destacables las emocionantes escenas de duelos a espada, inolvidable el duelo final entre Granger y Ferrer. Impresionante.

No sé por qué hemos perdido esas costumbres, esa manera de hacer películas tan artesanas como "Scaramouche". Probablemente es porque el cine con el paso de los años precisa de otra serie de cosas. Al menos, para los que amamos el cine tradicional y puro, a los jóvenes que adoramos el cine viejo, nos quedan para el recuerdo las grandes aventuras clásicas, como es "Scaramouche".
Yeyo
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28 de mayo de 2008
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda la mejor película de espadachines de la historia del cine que se ha convertido en un doble gran clásico del cine, de espadachines y de aventuras, con actuaciones memorables de Steward Granger, Mel Ferrer, Eleonor Parker y Janet Leigt y la dirección del gran George Sidney. Este Director, aunque injustamente tratado por algunos críticos, es uno de los grandes aportantes al cine musical y de aventuras. Difícil encontrar una película de baja calidad de Sidney, genio desde niño y talentoso de adulto. Scaramouche, es tal vez la mejor película de Sidney quien supo darle expresión cinematográfica a la novela de Sabatine, siendo uno de los pocos casos en la historia cinematográfica en que la película supera al libro, como ocurrió con "Lo que el viento se llevó". Siempre serás recordado George Sidney por los cineastas del mundo entero, gracias a tu invaluable aporte.
emiroto
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22 de septiembre de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acción de Scaramouche transcurre en Francia, en un momento anterior a la explosión de la Revolución que pondría fin al antiguo régimen. Dicha situación histórica ejemplifica a la perfección la dicotomía constante que reina todo el relato: el mundo de la vieja aristocracia y los nuevos burgueses, el protagonista del relato es a la vez humilde y aristocrático, ama a una humilde joven exhuberante y al mismo tiempo a otra dama noble, se esconde tras una máscara...

En Scaramouche hay una dualidad constante, un proceso de cambio (social, identitario, emocional) que supone la perfecta plasmación de la aventura entendida como viaje cambiante, como proceso de descubrimiento externo e interno...

Otro rasgo definitorio de la dualidad de Scaramouche es su condición de farsa y de aventura romántica. Por una parte en ella todo es posible, los sucesos tienen carácter folletinesco, exagerado, desenfadado... Por otra, la profundidad emotiva (drama, romance) que alcanza, la franqueza de la mirada del protagonista ante los hechos que ante sus ojos se desencadenan es magnífica.

Filme de ritmo trepidante parece, al mismo tiempo, detenerse en fugaces momentos en los que despliega oasis de frágil perfección. El dominio narrativo de Sidney es total (el filme se inicia con unos hombres a caballo que preguntan por un noble, el cual se ve, al fondo, en una colina incurso en una lid) dando a cada escena el tono que requiere, la fotografía es excelente (cierta escena en los jardines llenos de niebla), las actuaciones de los cuatro actores principales son memorables y la banda sonora de Victor Young posee la suficiente energía y pulso romántico para completar esta muestra de cine de capa y espada difícilmente igualable por su riqueza de tonos, temas, ambientes y actuaciones... Scaramouche parece estar rodada en un pletórico estado de euforia creativa.
opera 0
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