Lluvia de albóndigas

Cuando el otro día vi "Shrek" me asaltó esa pregunta. "¿De donde sacarán estas historias tan memas?". Con razón luego les sale un churro. Uno se fija en los clásicos de Disney y ve que hay un material excelente, ya sean cuentos tradicionales, leyendas o la imaginación de un escritor de primera. Por ejemplo, "La Sirenita" (1989) se basa en un relato del absolutamente maravilloso Hans Christian Andersen. Ahora bien, ¿de dónde viene el esperpento de "Shrek"? Pues si inspiró muy vagamente en un cuento de 1990 de William Steig, famosísimo en su casa a la hora de comer. En su momento no lo comenté pero con "Lluvia de albóndigas" sucede exactamente lo mismo. Cogen un relato cualquiera, en este caso de Judi Barrett de 1978, lo trituran y nos lo sirven despojado de cualquier interés. Por lo que sé, muy poco tiene que ver el original con el resultado cinematográfico. Dicho lo cual, hay excelentes relatos juveniles-infantiles de no hace muchos años que podrían ser llevados a la gran pantalla y si se hiciera bien, serían auténticos peliculones. Por ejemplo, los de "Dragones y Mazmorras" o "Elige tu propio aventura" con "El Mundo Perdido" a la cabeza. Incluso a veces se ha hecho, con la preciosa "El osito polar" del 2001.

Como decía "Lluvia de albóndigas" se desenvuelve con pocos alicientes. Una historia que hemos visto cientos de veces, con drama familiar y romance incluido, no sólo tonta sino además incoherente y tramposa. Por ejemplo, ¿cómo va a ser Flint un mal inventor con lo que ha conseguido? O también, la chica, que en realidad es mona. Luego, se ponga gafas y coleta seguirá estando guapa. Por cierto, que además de quedar bien ese look, alguien comenta que la coleta no se veía desde, curiosamente, 1995. Encima un humor escaso en el que lo mejor es la impronunciable máquina y un desarrollo que se burla del cine de catástrofes pero que llega a aburrir. Yo la verdad pensaba que en vez de ese giro a lo "Armaggedon" habría una enseñanza respecto al despropósito de hacer llover comida. Porque, aparte de ser doloroso ver tirado por el suelo esos manjares y luego arrojados a la basura, la situación permitía una serie de reflexiones sobre el orden de las cosas. Por ejemplo, ¿qué pasaría con los restaurantes o los productores de alimentos? Dicho lo cual, sin desmerecer ni un ápice las deliciosas hamburguesas y demás, hay que reivindicar las sardinas. Un buen bocadillo de sardinas está también para chuparse los dedos.

Decir, bueno pero me decepciono, claramente fija una falta de criterio enorme. “Bueno sospecho que…”, “pero acaso aquí…”. Disney me hace soñar con películas que tienen más edad que yo, buscan magia y para ello tienen a los mejores a su servicio. Ha descubierto el camino, para por lo menos siete u ocho formas de hacer cine. Aunque a la postre siempre termina siendo transmitir un idea o una forma de pensar. Pasa en todos los matices del arte. En Disney Sparrow goza de grandes historias sobre sus viajes por el globo, pero él mismo es una parodia de aquellas malinterpretaciones, mal o buen pirata, cualquiera lo clasificaría pero no se trata de hacerlo de una forma tan nimia, como que es bueno o malo, es torpe o ágil. Flint sueña y nos hace soñar, asistir pintándose un traje de critico, de estudioso, de escultor, de iniciado…son bajezas, cedamos la genialidad a Flint por el tiempo que dure la película.