La chispa de la vida

"La chispa de la vida" es, sin duda, una película que te aporta mucho más de lo que esperas. Con ella he aprendido: (spoilerazos)

-Que la noche cartagenera dura el triple que la noche normal.

-Que si haces una radiografía horizontal, te sale sagital.

-Que los trenes de Madrid a Cartagena salen cada cuarto de hora y tardan en llegar veinte minutos.

-Que en Cartagena puede llover en un punto concreto, pero a veinte metros de distancia está todo seco.

-Que una directora de museo es la persona que maneja la maquinaria en una excavación arqueológica.

-Que cortar una barra de hierro con una sierra radial produce más vibración que un martillo pilón.

-Que el líquido cefalorraquídeo es un gel color crema pastelera.

-Que una figura de mármol de dos metros de altura y uno de ancho se puede tumbar dándole un empujón.

- Que a mitad del metraje miras el reloj, pensando que han pasado tres noches Cartageneras y no ha pasado ni media Madrileña.

Tras esta pregunta que formulo Álex de La Iglesia, la película comenzó con unos títulos de créditos impresionantes que recuerdan a su anterior película Balada triste de trompeta.
La chispa de la vida es una comedia esperpéntica, para mi la mejor manera de tratar la realidad social actual. Álex nos cuenta la historia de Roberto un publicista en paro que tratar de encontrar trabajo y mantener su dignidad (algo prácticamente incompatible).
Intentando no repetir la sinopsis, me centro en el punto de inflexión de la película, cuando Roberto sufre el accidente. A partir de entonces, comienza el espectáculo en Cartagena (No deja de ser significativo que toda la película se desarrolle en un teatro) cuando el protagonista decide hacer de su situación un negocio para la televisión con el fin de conseguir el dinero que no tiene para mantener a su familia.
Una vez estamos metidos en la historia es cuando Alex nos transmite su opinión, conforme se van enlazando situaciones cómicas se nos habla de cosas tan importantes como la indiferencia que muestran todos ante la suerte de Roberto durante su difícil situación (ya que el único interés es morboso) , además, por el camino y entre risas, se reflexiona sobre el poder de los medios de comunicación.
La película tiene mucho ritmo y no me refiero a la velocidad del montaje sino a la cantidad de información que nos transmite en cada plano, en los cuales retrata con ironía la sociedad en la que vivimos.
Las figuras secundarias tiene una gran importancia ya que nos ponen en la difícil tesitura de vernos reflejados en cada uno de ellos, no es difícil rendirse ante la evidencia y proyectar tus sentimientos en todo el reparto ya que cada personaje esta muy bien definido (Si, pueden resultar caricaturescos pero todavía hacemos mas gracia nosotros) y todos tienen un papel imprescindible en la historia. En esta película no se libra nadie, todos formamos parte de este gran circo.
Acabas viendo la película como si de un documental se tratase ya que es totalmente creíble las motivaciones de cada personaje, puede resultar irónico pero la película no es mas esperpéntica que la realidad.
La película es una síntesis de lo mejor del director, una película madura que te lleva de la carcajada a la lagrima, me atrevo a decir que esta es su mejor obra, ya que Álex maneja al espectador como quiere sabiendo que quiere contar y como quier hacerlo
Jose Mota realiza una interpretación sobresaliente y en cuanto a Salma Hayek no le he visto bordar un papel como este en su vida.

Es curioso ver que esta película, igual que ocurre en todas las de su director o en las de Almodovar, tiene críticas muy polarizadas, o gusta mucho o no gusta nada.

Quizá cueste un poco olvidarse de José Mota como cómico y verlo como actor, pero si se dejan los prejuicios a un lado tras los diez primeros minutos de metraje empieza a convencer y uno entiende por qué ha sido nominado a los Goya como actor revelación.

La película es visualmente atractiva, tiene puntos de humor socarrón tremendos igual que en su antecesora Balada triste de trompeta y mantiene el interés del espectador durante toda su duración. La crítica a los medios morbosos que juegan con la desgracia humana es brutal y recalca que todo el mundo puede vender su dignidad ya sea por mucho o poco. Podría decirse que hay un homenaje a la figura del parado que siente ser un inútil. Supone además un revulsivo muy fuerte a la regla del "todo vale" y nos recuerda qué supone realmente triunfar en la vida.

Es en conclusión una película atrevida, interesante y cargada de reflexión.

Pero por desgracia todavía pesa en nuestro país ese maldito prejuicio de despreciar lo nuestro. Me gustaría saber qué valoración tendría esta película si fuera una producción norteamericana.

En conclusión: acudan al cine sin prejuicios, con la mente abierta y disfruten.

Del dicho al hecho hay un trecho. Un buen trecho en el caso de “La chispa de la vida” de Alex de la Iglesia. No hablo de los cientos de fallos y terribles errores que ya se han reiterado una y otra vez sino de las declaraciones que hizo su director mucho tiempo atrás. Más allá de las inverosimilitudes (nadie se puede creer que un tipo tan atractivo como José Mota esté casado con algo tan feo y tan poco sexy como Salma Hayek), más allá de las licencias (intenté defender el argumento de esta película pero me soltaron un zás en toda la boca con “El gran carnaval” de Billy Wilder), más allá de que dicen que todos los que llevan corbata son unos hijos de puta y que llaman viejo a George Clooney… Más allá de eso… y que rompen estatuas y dólmenes como en “El Show de Benny Hill”.

Más allá de todo eso están estas declaraciones de Alex de la Iglesia:

«No queremos dar la impresión de que estamos chupando del bote».

«La película no se estrenará en las viejas y obsoletas pantallas de cine, asequibles sólo para algunos privilegiados sociales, sino en internet, que no es el futuro sino que ya es el presente, y donde podrá ser vista por el módico precio de 1.95 euros».

«Sería absurdo escuchar tanto a toda la gente que defiende el nuevo modelo y luego hacer yo mi propia película según los viejos patrones».

El productor de la película declaró lo siguiente:

«Mi equipo ha recibido instrucciones de no solicitar subvención alguna al Ministerio de Cultura, y está analizando la fórmula para distribuir La chispa de la vida en copyleft puesto que no queremos ver ni un duro de esto».

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Bien, la película fue subvencionada, fue estrenada en cines comerciales y nunca en internet y fue realizada sobre esos viejos patrones que tanto criticaba el cineasta. En vez de “La chispa de la vida” se debería haber titulado “La chispa de la hipocresía”.

Le doy tres puntos por el mensaje que transmite ¿Qué precio tiene la dignidad de un ser humano? ¿Vale la pena perderla para que a tu familia no le falte de nada? Es lo único que se salva, porque la película es de coña. No le pido a una película que sea real, o que se ataña a la realidad o a la historia cien por cien, pero ¿Cuanto se tarda de Madrid a Cartagena (Murcia)? ¿20 minutos? Por no hablar de la espectación mediática que genera el accidente atípico que sufre el protagonista, una exageración en toda regla. La nominación al Goya de Salma Hayek solo la puedo comprender por una cosa: se busca una estrella internacional que le de glamour a la alfombra, porque su interpretación es bastante pobre, por no hablar de la de José Mota (¿Actor revelación a estas alturas?). Dado que De la Iglesia siempre se rodea de los mejores técnicos, la película esta bien hecha, pero la trama deja muchisimo que desear, demasiado falsa, excesivamente falsa.