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Nobody’s Daughter Haewon

Drama. Romance Narra la historia de una joven que mantiene una relación amorosa con su profesor. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
23 de abril de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sang-soo siempre sigue maso menos una misma linea con las historias que cuenta y como las cuenta, esta tiene la salvedad que es la primera narrada completamente desde el punto de vista de una mujer, lo cual podría no ser un dato menor.
Es sobre una chica que tiene una relación amorosa con un profesor, a la cual la incertidumbre sobre lo que quiere en la vida la lleva a reflexionar, darse cuenta de algunas cosas y por momentos delirar un poco.
Diálogos que pasan de la profundidad a lo banal en milésimas de segundos, situaciones comicamente incomodas e inoportunas, personajes de lo mas variados y muchas mentiras menores que generan una gran superficialidad en las relaciones entre ellos.

Lo que me llama la atención del cine de Hong Sang-soo es como trata de mostrar que una mentira o un rumor, por mas chico e inofensivo que sea, puede cambiar un montón de cosas en torno al personaje que se dan.
Cinéfilo Aburrido
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20 de octubre de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerado por un sector muy concreto de la prensa como uno de los herederos más afortunados del maestro Eric Rohmer, el surcoreano Hong Sangsoo sigue indesmayable a las pautas estilísticas que le han hecho merecedor de semejante título. NOBODY´S DAUGHTER HAEWON, su nueva propuesta, cumple impolutamente todas y cada una de ellas, de ahí que podamos convenir a que el extremo impulso aferrador a ese evasivo universo creativo le esté pasando ya la temible factura del abuso y del agotamiento.

El presente film se nos presenta como una suerte de fábula contemporánea en torno a las dificultades del amor, a las de su perduración y a las de las dudas que plantea al sujeto que lo siente. Para ello, Sangsoo echa mano de la inconstancia y la volubilidad afectiva de una imprevisible y confusa protagonista femenina: Haewon, una joven que vive lejos de su madre –la primera escena del film nos presenta la despedida de ambas, ante el inminente regreso a Canadá de la segunda- y que, quizás, encauce con demasiada virulencia la tristeza de esa separación sobre los hombres que se sienten atraídos por ella.

El film persigue el inconstante recorrido amoroso que define su relación con varios pretendientes masculinos. Songsoo vuelve a echar mano del radical naturalismo que persigue la extremada sencillez de su puesta en escena, de esa apuesta por liberar al plano del más mínimo oropel manipulador, del estatismo visual predominante y que despoja de afectación a los conflictos reflejados y del humor como apunte desdramatizador. Sin embargo (o quizás por ello) NOBODY´S DAUGHTER HAEWON no funciona como él persigue.

El dispositivo formal que tanta consideración le ha reportado comienza a supurar herrumbre de oxidación inminente. La falta de lógica en algunas determinaciones del personaje central hace que la narración peque de gratuita, de nocivamente ligera y de abocada con plana condescendencia al capricho. El film no es despreciable, pero concluye dirimiendo una dudosa amenaza sobre la trayectoria de un realizador al que a lo mejor le está pesando en demasía la responsabilidad de una notoriedad regalada con enorme premura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Musiczine
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5 de junio de 2020
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Godard célebremente pronunció a raíz de 'Life and nothing more...' que el cine empezaba con Griffith y acababa con Kiarostami. Con el tiempo, llegaría a desmarcarse de ese aforismo, pero es una frase que llevo escuchando desde hace muchos años y que se me quedó marcada cuando la leí por primera vez.

Intuyo que Godard (lúcido, categórico y contradictorio a parte iguales) pretendía con esa frase sintetizar el cine de Kiarostami y alumbrarlo como el más innovador y rompedor de la época. Un cine, el del director iraní, que en los años 90 partía de dramas cotidianos rayando el documental, que desbordaban humanismo a través de un ritmo y un tono contemplativo. A menudo esas historias encerraban juegos entre ficción y realidad, con la árida tierra iraní como marco reconocible.

A la vez que el cine de Kiarostami ganaba más y más reconocimiento, Hong Sang-soo empezaba a forjar su carrera. Si hay alguien que haya seguido el legado del cineasta iraní, ese es Hong Sang-soo, quién a través de un estilo completamente distinto -pero que también encierra esos juegos entre realidad, ficción y sueño- se ha convertido en el cineasta por antonomasia de lo que llevamos de siglo XXI.

Su cine, de una simplicidad tan engañosa como la de Kiarostami, se expande y se bifurca en múltiples direcciones a cada plano. En 'Nobody's Daughter Haewon' como en 'Hotel by the river' o 'On the beach at night alone' (probablemente las tres películas que más me gustan de ese tesoro que es su filmografía) cuesta discernir si lo que vemos es sueño o realidad, si ya ha sucedido o si está sucediendo.
Sang-soo es único en su forma de abolir toda temporalidad. Sus películas en mayor o menor medida siempre cuestionan su propia realidad en cada escena y se diferencian unas y otras por ligeros cambios de tono. Más o menos trágicas, más o menos cómicas.

Haewon es una joven que quiere encauzar su vida. En la película somos testigos siempre a través de ella de diferentes situaciones con diferentes compañías. Su madre, que vive en el extranjero y a la que no ve con mucha frecuencia. Su compañero sentimental, con el que se ve casi a escondidas, ya que tiene un hijo de otra mujer con la que está casado. Un hombre al que conoce casualmente en una librería y con el que parecer conectar espiritualmente...

El cineasta surcoreano, más que en otras de sus películas, acaba realizando con todas esas escenas un retrato milagroso, casi impresionista (Sang-soo solía decir que su mayor inspiración era Cézanne) de una fascinante joven y su visión de la vida, las implicaciones de una carrera laboral y las relaciones sentimentales y todo lo que las rodea.

Si actualizáramos la cita con la que comienza este texto, lo más justo sería decir por el impacto y la prolificidad de su arte, que el cine empieza con Griffith y acaba con Hong Sang-soo.
uryenbg
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