Triana Pura y Pura

Este es uno de esos documentales que se hacen solos. El mérito, más que en el reparto entre momentos de espectáculo y lecciones de historia, entre enseñanza teórica y práctica viva -un mérito que existe y que es mucho-, está en el descubrimiento y puesta en valor de un documento que es histórico por derecho, por todo lo que fue Triana y su gitanería perdida. Es un documental para los que aman el flamenco. No importa aquí lo que uno sepa de su historia o sus palos, de su técnica o su argot. Aquí el flamenco atraviesa el ojo y el corazón sin que medie una palabra o una idea.

Y esa lengua que se hace boca que canta y cuerpo que baila tiene en cada uno su acento, su toque, su 'pataíta'. La imposible ceguera de Pepa la Calzona, el baile de academia y chasquido de El Titi, la alegría desbocada de Farruco, el hilo de espejo que une a Bobote y El Eléctrico, el muslo breve y el rostro de hindú de La Perla de Triana, el contrapunto solemne y dignísimo de Tragapanes, el último de los Cagancho.

De todos ellos no queda nada. Sevilla echó en los años 50 a los gitanos, los expulsó de su Triana tras cuatro siglos de convivencia, destrozando una herencia cultural irrepetible y cometiendo una injusticia que sigue resonando sesenta años después en nuestra historia, que se jacta o se olvida de lo que le conviene.

Le agradezco a Ricardo Pachón y a Gervasio Iglesias este regalo que tiene el sabor agridulce de la nostalgia y el timbre duro de la vergüenza.

Ricardo Pachón es una figura indispensable para el flamenco. En su currículum está haber producido discos de la envergadura del debut de Veneno, los tres primeros discos de Lole y Manuel o La leyenda del tiempo de Camarón. Casi na. Pero su tarea no se ha quedado ahí, el sevillano también ha sido mánager de bandas inolvidables como los sevillanos Smash, ha compuesto, ha arreglado música para muchísimos artistas… y también ha dirigido documentales. Su trayectoria en este ámbito ha estado fundamentalmente unida a RTVE, con varios documentales en su haber que han recogido la historia del flamenco moderno. La primera crítica que veo en Filmaffinity por parte del usuario catanoga dice que “este es uno de esos documentales que se hacen solos”. No le falta razón en algo, y es que el material de archivo utilizado por Pachón es magia pura. Un momento en el tiempo y en la historia de la música irrepetible, que por suerte captaron las cámaras. Pero parte del mérito de este documental también está en la entrevistas, estas más actuales, de algunos de los protagonistas mirando atrás a su barrio, Triana. Manuel Montoya (DEP), Raimundo Amador y el propio Ricardo Pachón entre otros articulan este documental que, además del puro placer de poder ver este concierto, también alberga la historia de un barrio y de una cultura que valen la pena explorar.

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