Dark Water

Comenzaré declarando que la mayoría del cine de terror me molesta más que me aterra (verbigracia: "Lo que la verdad esconde"), así que un filme capaz de hacerme un nudo en el estómago resulta algo raro para mí.

Pero este lo consigue. Pese a ser parsimonioso (aunque con un número mayor de sobresaltos que "The ring", filme al cual yo creo que supera), va haciendo lentamente su efecto y entrando en tu sistema. Igual que un filme de Polanski. Y todo desemboca en un climax perturbador puntuado por una banda sonora capaz de helar los pelos del cogote a cualquiera.

Eso sí: vean en VO esta película. No hay color.

Lo recomiendo sin reservas. Traten de verla con auriculares o un 5.1, porque los efectos sonoros y la música son realmente logrados.

Una última cosa: entiendo que cierta gente sea impaciente con filmes como este, pero... ¿acaso prefieren cosas como "Hostel"? ¿Eso es cine de terror del bueno?

Hideo Nakata se convirtió en un cineasta de culto cuando su película Ringu llegó a occidente. Filmada en 1998, su original historia de terror con elementos dramáticos mínimos, así como algo de intriga e investigación, consiguió poner los pelos de punta a millones de personas, si bien no con su obra original, con el remake americano "The Ring", protagonizado por Naomi Watts. Cuatro años más tarde, Nakata nos acerca un nuevo relato que se antoja especialmente "old-school", un auténtico homenaje al terror setentero sin dejar de lado su particular forma de ver el terror, el que le sirvió como trampolín a la fama con la historia de Sadako.

En "Dark Water" seguimos la historia de Yoshimi Matsubara, una mujer recién divorciada y en pleno enfrenamiento con su marido por la custodia de su hija. Por la necesidad de una cierta estabilidad social para obtener a su hija Ikuko, acepta una vivienda bastante decadente. Pero como viene siendo habitual, ahí sucedió una gran tragedia y hay un fantasma con el pelo largo tocando las narices...

Bien, dicho esto, puede parecer que estamos ante la enésima copia de Ringu, pero no. Nakata es más inteligente que su compatriota Takashi Shimizu (Ju-On: La Maldición), y en lugar de repetir esquemas una y otra vez, en Dark Water reinventa el aspecto de su criatura. Y para suerte nuestra, la película no se centra completamente en la resolución del puzzle ni en las apariciones fantasmales, sino más bien en el drama de Yoshimi Matsubara para recuperar a su hija. Así, el elemento dramático es prioritario, siempre sin olvidarse de los sustos, sobresaltos o tensión que evidentemente pasamos en bastantes ocasiones.

Las interpretaciones son extrañamente fabulosas, algo poco habitual en el género, con una inmensa Hitomi Kuroki y Rio Kanno. Eso si, hay que verla en V.O. para apreciar el nivel de esta mujer trabajando. En este aspecto, y en el enfoque argumental, recueda más a cintas como "El exorcista" o "Al final de la escalera" que la propia "Ringu", pero bueno. Desde luego Dark Water es una buena película, está claro. No da tanto miedo como "Ringu" o "La Maldición", pero al menos se sale del tópico fácil de fantasma-de-pelo-largo-delante-de-la-cara, o para los amigos, Chewbacca. Recomendada.

* Aunque “Dark Water” tenga elementos y momentos que no sean del todo de mi agrado, en muchos aspectos si que me ha dejado un muy buen sabor de boca, y quitando la recta final, que me parece algo esperpéntica y chocante, en líneas generales me ha causado una grata impresión.

* De los responsables de “Ringu”, “Dark Water” tiene muchos puntos en común con su turbadora y tremenda predecesora, pero también carácter propio.
Nos presente una mujer entre la espada y la pared, o más bien, espadas, pues son varios los conflictos a los que la arroja, no ciñéndose la historia a la mera trama sobrenatural (primer punto fuerte): el proceso de divorcio que la enfrenta agriamente a su marido; la incertidumbre sobre la futura situación de la hija, cuya custodia se disputan ambos; su frágil situación económica, laboral, social…; el menoscabo que todo ello conlleva para su ya de por si inestable estado psicoemocional; y ahora, los problemas derivados del destartalado cuchitril a donde se acaban de mudar, con fantasmales apariciones inclusive, y la historia que las sustentan, que irá descubriéndose lo suficientemente afín a la propia historia de la señora Matsubara como para desequilibrarla aún más.
El que la protagonista no se desenvuelva tan solo inserta en la trama del fenómeno sobrenatural es un inmenso acierto. Mayormente vamos conociendo a la protagonista fuera de ese contexto, en su vida y situación actual. El progreso de la cinta le va otorgando una dimensión personal, que dentro de los conflictos que experimenta, todos además interrelacionados de un modo u otro en su mente, va generando el drama: lo que falta en la mayoría de films de terror, y que les resta impacto. Es un drama bastante contenido y tenso, lo cual saben manejar muy bien los orientales, y no solo una cinta de terror, como podría parecer a primera vista.

* Al igual que “Ringu”, habría que hablar más bien de horror, misterio, sobrenatural, más que de terror. Y esto también es un reclamo, pues nadie como los orientales para tratar lo sobrenatural y el misterio, creando asfixiantes atmósferas de una indefinición que, manejándolas bien, ponen los pelos de punta sin necesidad de efectismo. Lo sobrenatural y fantástico no es tan sumamente hermético como en “Ringu”, pero también es tratado con sutileza, apelando a la imaginación del espectador. Todo en una ambientación conseguidísima, de una frialdad opresiva.

* Unas escenas finales que en mi opinión podían haberse ahorrado, pero bueno… Un drama sólido, un desarrollo argumental certero, una ambientación horripilante (en el buen sentido), y una atmósfera escalofriante donde los elementos fantásticos son tratados con pericia y sutileza, sin aspavientos ni perogrulladas. Misterioso horror-drama muy recomendable.

Hideo Nakata se hizo célebre con “Ringu” (1998), una joya del cine fantástico, original y terrorífica. Esta es otra historia de niña fantasma que se ve con agrado, pero que no tiene la fuerza ni la imaginación de aquella.
Una de sus bazas es la encantadora niña protagonista. Ikuko Matsubara, llega con su madre a un viejo edificio de apartamentos, descuidado y con numerosas goteras.
La madre, Yoshimi, se ha separado recientemente y teme que su marido le dispute la custodia de la niña, aprovechándose de los problemas psicológicos que tuvo en el pasado. Lo malo es que convivir con un fantasma no es la mejor manera de serenarse y mostrar cordura.
Un acierto de la película es mostrar lo duro que es para un niño quedarse esperando en el colegio a que te recojan cuando tus compañeros ya se marcharon. Mitsuko desapareció un día, cuando su madre no fue a recogerla al colegio. Volvió sola a casa con su chubasquero amarillo y su bolsita roja. En ella había un conejo dibujado con el rótulo “Mimiko”. Nos atemoriza cada vez que aparece.
Su ritmo es pausado, quizá demasiado en algunos momentos, y los sustos poco destacados. No es una película que entusiasme por estas cuestiones. Sin embargo, los dos interrogantes clásicos en este tipo de cintas (¿Qué pasó con aquella niña que aparece ahora como fantasma? y ¿qué quiere de los vivos?) tendrán respuestas impactantes.
Lo peor es un epílogo innecesario que sucede diez años después.

Si que da miedo Dark water, lo que ocurre es que es obligatorio verla en versión original. Sólo los japoneses saben crear ese ambiente de terror con silencios y gritos. Esta película indaga en esos miedos que todos hemos tenido de pequeños y nos los muestra tan lentamente que consiguen meterse en tu mente de por tiempo.
Además enseña de manera muy simple las costumbres japonesas.
Las localizaciones y la quietud de los planos són espeluznantes.