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Arirang

Arirang
2011 Corea del Sur
Documental, Intervenciones de: Kim Ki-duk
6,2
296
Documental. Drama "Arirang" es una historia en la que Kim Ki-duk interpreta tres papeles. "A través de Arirang, franqueo una colina de mi vida. A través de Arirang, intento comprender al ser humano, le doy las gracias a la naturaleza y acepto mi situación actual. Estamos ahora en el mundo de los hombres, donde se entremezclan los deseos, en el mundo de los fantasmas, repleto de dolor, y el mundo imaginario, donde se esconden nuestros sueños, sin ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
9 de julio de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues yo voy a romper las lanzas que hagan falta para defender esta maravilla.
En primer lugar, vamos con lo de la egolatría. Su definición es: persona que siente veneración por sí misma. Acusar a Arirang de ególatra no tiene sentido, porque ver a un genio como Kim Ki Duk cagando todas las mañanas es lo más alejado de la egolatría que he visto en mi vida. Y lo digo en serio.
Una persona, figura mundial del cine, que se desnuda ante la cámara como nunca antes había visto. Borracho, deprimido, desaliñado, comiendo como un perro, llorando. Entrevistándose a sí mismo de una forma original y honesta, atreviéndose a hacerse (y a contestar) las preguntas que ningún periodista se atrevería a hacer. Sintiéndose culpable, hundido, incapaz de continuar. No sé, a mi parece lo más alejado a un ególatra.
Por otro lado, he de reconocer que he conectado con su forma de pensar, de ver el mundo, entiendo su (valiente) retiro, entiendo sus preguntas y sus respuestas, y si ya sentía admiración por su cine, ahora siento admiración por él, como persona.
En cuanto a la película, me ha parecido una genialidad, esa forma de autocuestionarse, ese montaje, en el que parece que hay más cámaras...hasta ese final inventado que le da sentido a todo: Kim Ki Duk a muerto. Viva Kim Ki Duk.
Lo mejor: el planteamiento y atreverse a hacer algo así, algo que nunca había visto antes. Que a pesar de que haya muerto, los asiáticos creen en la reencarnación, ja, ja.
Lo peor: quizás acortar algún monólogo.
La escena: verlo llorar viendo una de sus películas.
lughnasad
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8 de octubre de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un momento del documental "Arirang", el propio Kim Ki-duk se graba observando una de las escenas de su película "Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera" (2003) y una idea tan simple funciona perfectamente para reflejar por lo que ha debido pasar el realizador coreano los tres últimos años, en los que no había hecho ninguna película debido a un trauma que tuvo en el rodaje de "Dream" (casi fallece una de las actrices). Kim Ki-duk recoge aquí su día a día y conversa consigo mismo para hallar motivos para su reclusión, sin localizar respuestas válidas a pesar de intentarlo. Admite querer trabajar, pero los "demonios" se lo impiden. Tampoco es difícil encontrar una equivalencia a esos seres surgidos del averno.

Ganadora del premio 'Un certain regard' en Cannes este año, la primera película estrenada del realizador este 2011 (le seguiría la floja "Amen", apenas hace unas semanas en el Festival de San Sebastián) funciona muy bien aunque por momentos se reitere el discurso y se convierta en un ejercicio onanista bastante evidente. Su dilatada duración la perjudica y le falta un poco de concreción, ir más al grano y no tanto por las ramas, como en su tercer acto, en el que se rompen las reglas interpuestas por el director para instaurar otras nuevas que son menos rígidas pero que también pierden en interés. "Arirang" merece la pena, hay buenas reflexiones, pero no es el mejor cine que este hombre ha hecho y, esperemos, no sea el mejor que le queda por hacer.
Caith_Sith
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20 de marzo de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando ser director se lleva en la sangre, se sacan recursos de hasta cuando no se tienen recursos.

Nuestro querido Kim -un director de indudable calidad y fama mundial- se ha encontrado durante los últimos 3 años en una espiral sin salida tras cierto incidente en el rodaje de Dream. Se internó por voluntad propia en un escondrijo perdido en la montaña y de sus reflexiones sale esta pieza que él mismo califica como drama y no como documental. En ella podemos ver un Kim que se interroga a sí mismo en busca de respuestas, de soluciones, intentando dilucidar qué hacer con su futuro como director.
Es apasionante ver cómo está deseando y necesitando preparar ya un rodaje y, sin embargo, rehusa de ese pensamiento cuando el miedo y algunas experiencias previas (nos habla del "amiguismo" del cine, los intereses y las traiciones que se sufren cuando se tiene fama mundial) lo invaden, llegando incluso a decirse a sí mismo que quizás ya no valga para dedicarse a esto. Y todo aderezado con un poco de sus otras facetas sobre todo como pintor pero también como escritor; como persona más humana de lo que podríamos llegar a pensar, y preocupado por el hecho de que alguien sufra una desventura derivada de sus ganas de filmar.

No parece ser esta una de esas películas que solo tiene grandes admiradores o fuertes detractores, sin embargo, más allá del guión o la técnica, a pesar de que el propio Kim no parece llegar a una solución, nos encontramos antes una pieza realmente interesante y recomendable a todo cinéfilo.

Esperemos que este gran director esté en el camino del resurgir y pronto vuelva a deleitarnos con otra de sus maravillosas obras.
Aprendiz
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20 de abril de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director número 1 en mi lista estuvo tres años ausente de la gran pantalla.
Es que luego de la filmación de Dream, poco se supo del gran Kim Ki Duk.

Este Documetal-Ficción llega tres años después para aclararnos que fue lo que le sucedió al maestro.
El reportaje, como era de esperar con semejante cabeza inquieta, es realizado por el propio director, que entonces se transforma en juez y parte.

Un Kim Ki Duk entrevistador le pregunta a un desalineado Kim Ki Duk entrevistado.
El entrevistador no tiene piedad con el entrevistado y lo mata con preguntas filosas y violentas respecto a su situación actual. Mientras tanto vemos al director viviendo en una cabaña alejada del mundo, lejos del alcance de la gente, comiendo de un bol sucio y aseándose apenas con un recipiente con agua. Descubrimos a través de las preguntas, su miedo al fracaso, su bloqueo creativo, su temor a la crítica, etc.

Un documento que por momentos estremece, duele, y enternece. Es imposible determinar si se trata de valentía al animarse a mostrarse íntimo o sentido de la oportunidad para poder vender el producto.
Sin embargo no deja de ser un producto único, sin precedentes, y 100% testimonial sobre la crisis creativa de quien yo creo es el mejor director del mundo.

La desprolijidad de la edición y algunos pasajes tediosos y repetitivos la tiran abajo, aunque su carácter revelador la vuelva imprescindible (únicamente) para fanáticos del director.
Serginhio
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28 de diciembre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído cosas sobre el ego de Kim Ki Duk. En una película de esta naturaleza, de escasos medios y recursos tanto humanos como materiales, se demuestra cómo un amante del cine, retirado de él por causas que comprenderemos al verla, es incapaz de alejarse de este arte de contar historias o bien del placer de que nos la cuenten. Comprendo que su visionado pueda llegar a ser duro aunque escuchar las reflexiones del autor resultarán interesantes para los que nos guste el cine. Creo que la película es una mierda, pero es una mierda bien contada y me gustó. ¿Por qué? Porque suponiendo que es un ejercicio de sinceridad el coreano saca unos recursos que me hacen desconfiar. Después reconoce que cuando llora está exagerando para crear mayor dramatismo y piensas que te toma el pelo, pero esa misma confesión vuelve a ser una prueba de sinceridad y ya no sabemos qué es verdad y qué es exagerado. Luego nos sale con un final que es una metáfora de algo que no entiendo muy bien pero te engancha. Entonces, claro, me gusta que con esa escasez de medios sea capaz de hacer una película que mantiene mi interés y confiesa tan sinceramente que te está tomando el pelo que ya resulta mucho más honesto que otros que te toman el pelo directamente pero sin reconocerlo (como la saga Crepúsculo, por poner un ejemplo). Así que me parece valiente e ingeniosa a ratos. Otros ratos tramposa... Pero para mí pesa su sinceridad sobre todo lo demás con esa afirmación que dice que como lleva varios años aislado del mundo tiene necesidad de hacer cine porque es un director de cine, salga lo que salga y está en su derecho. Nosotros tenemos la libertad de verla o no. Podemos elegir. Y de cambiar de película a los diez minutos si nos aburre. Y eso me parece ser valiente como pocos. Y este tipo de cosas son sobre las que reflexionas mientras estás viendo la película. Que me provoque eso me gusta y esa es la razón por la que me parece interesante. Yo recomiendo que la veáis porque a mí me embaucó con las cosas que hace y cuenta. Si no la veis pues allá vosotros. Yo prefiero intentar verlo todo que perder el tiempo con otras cosas, aunque tenga que quitar Crepúsculo a los cinco minutos. Sobre el ego, ¿hay algún artista que no lo tenga desarrollado?
dagredano
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