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The Brown Bunny

Drama Bud Clay (Vincent Gallo) se dedica a correr en motocicleta y emprende un viaje de cinco días hasta California, donde tiene la siguiente carrera. Cada día, a Bud le asaltan los recuerdos de la última vez que vió a la mujer de su vida. Él desea que esos recuerdos desaparezcan, por lo que durante el viaje tiene encuentros con diversas mujeres. Busca un nuevo amor que le haga olvidar a Daisy (Chloë Sevigny). Pero Bud no puede sustituirla, a ... [+]
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
22 de noviembre de 2006
79 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Brown Bunny” es y no es el filme de 119 minutos que se anuncia y que despertó esa indignación que lo aupó a ser la peor película proyectada en la historia de Cannes, según gran parte de la crítica.

Hubo cortes para su estreno “comercial” reduciendo considerablemente su metraje, entre los cuales destaca el de una secuencia de “carretera y manta” que duraba inicialmente veinte minutos. También existió cambió de chaqueta por parte de la crítica: lo que antes era aborrecible se convirtió en interesante para muchos.
Y el polémico filme de Vincent Gallo creo que se recordará más por esas anécdotas y la mamada de Chloë Sevigny que por el buen cine (que lo hay).

Algunos hablan de evolución del lenguaje cinematográfico y yo les remitiría a los inicios del mismo. ¿Qué fue lo primero que rodaron los hermanos Lumière? ¿Dónde dirigieron esa “primera mirada”? ¿A una obra de teatro? No, se fijaron en la realidad. En filmar la vida en pequeños fragmentos a modo de documental, sin historia desvinculando el “invento” de toda narración o una contando algo simple: como un breve sketch con una manguera, la salida de unos trabajadores de una fábrica o la llegada de un tren a una estación.

¿Qué historia existe entonces en “The Brown Bunny”? Una muy importante y aterradora que se esconde entre esos viajes donde las canciones dan información, en esos tristes encuentros de corazones solitarios, en ese seguimiento humano de su protagonista: come, conduce, mea, habla poco con el resto de mortales y consigo mismo (no hay voz en off), se aburre y nos aburre.

¿Dónde está entonces su buen cine? Al final, en forma de cumshot físico y espiritual donde se libera la carga de espermatozoides y emociones que permanecían a la espera.
Es en ese momento donde todo cobra sentido y donde aparece el buen cine y la tristeza en forma de desenfoque de un imborrable recuerdo.

Llega demasiado tarde el orgasmo, y puestos a cortar y adelantar el memorable blowjob fílmico de “The Brown Bunny”, se podría haber quedado en un magnífico corto o una joya de mediometraje.
También si la cosa era buscar polémica gratuita, dudo que fuesen las intenciones del director de “Buffalo '66”, la elegida para la felación debería haber sido Paris Hilton.
Maldito Bastardo
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16 de octubre de 2005
89 de 131 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando The brown bunny fue visionada en el Festival de Cannes de 2004 (¿o era 2003?), se le colocó el título de peor película de la historia del festival, ¿por qué? Porque decían que no contaba nada y encima era pornográfica. ¿No cuenta nada este The brown bunny? ¿Importa realmente? Se trata simplemente de un viaje, como el de Matt Damon y Casey Affleck en Gerry o el de John Wayne en Centauros del desierto. Vincent Gallo, al igual que Gus Van Sant, es lo suficientemente inteligente para saber que el cine evoluciona y que los esquenas que servían hace 20, 30 o 50 años hoy ya no son válidos. Al año vemos pasar cientos de películas que intentan ser (sin conseguirlo) iguales a las que había hace 50 años, solo que mejorando los aspectos técnicos.

Entonces aparece The brown bunny. Una película en la que apenas se habla. Una película en la que la mayoría de las escenas se ven a través del parabrisas de una camioneta. No se cuenta nada. ¿Qué se puede contar? ¿Qué tiene que contar el ser humano del mundo actual? Cada vez hay más depresiones y suicidios en todo el mundo. La gente se comunica menos, se cierra sobre sí misma. Es el reverso tenebroso de la era tecnológica. En este sentido, el hecho de que un hombre (o mujer) desconocido se acerque en una solitaria de área de servicio a besar a un extraño es uno de los momentos más bellos y sentimentales del cine americano actual. Es más bien un deseo que una realidad.

Gallo ha apreciado esta situación. Como entiende que el hombre actual poco sabe de anillos, de galaxias lejanas, de superhéroes, se ha dedicado a filmar esa nada en la que nos encontramos suspendidos, ese vacío moral y sentimental que persigue a la sociedad contempóranea. Muchos le han crucificado por ello, ved en esto la validez de su propuesta.
miguel
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8 de mayo de 2007
63 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Has visto "The Brown Bunny"? No. De qué va... es la de la mamada real de Cloe Sevigny.

No es solo eso. Es un cine realista en el que los sentimientos valen y las parejas por fin se comunican como en la vida real. Quizá le parezca lenta a algunos pero precisamente la vida real así es.

Un muy amigo mío expreso en otra crítica a otra película, los tópicos de las relaciones de parejas en el cine en general:

"gente que se casa al mes de conocerse, chicas que se tapan las tetas delante de su pareja, chicas que se meten en la cama con el maquillaje y se despiertan totalmente bien pintadas, relciones que se arreglan con un simple "lo siento..."

Esta película trata y confirma lo que mi amigo decía al defender el realismo en la pareja de "Las noches de la luna llena" de Rohmer.

¿Por qué una mujer no puede reclamar a su novio que baje las persianas pues no quiere tener sexo con tanta luz? ¿Por qué no puede retratarse un silencio de cinco minutos si realmente duró ese tiempo?

En "The Brown Buny" ocurren todas estas cosas y más. Vincent Gallo lo consigue y por fin (Por fin encuentro algo así) he encontrado una película que refleje lo que siento y pienso al "vivir" de una manera tan gráfica y semejante a la realidad.

Por cierto, la mamada no es gratuita. Gratis sería "verles frontalmente leyendo con la luz de la mesilla antes de dormir" joder...
Haneke y Farrelly
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8 de agosto de 2007
84 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Analicemos esta payasada.
No está bien dirigida. La mayoría de los planos son chapuceros. Da la impresión de ser un intento de un hombre de hacer cine dogma, sólo que sin talento.
No tiene argumento. No hay trama. Ni profundidad psicológica (no, damas y caballeros, por mucho que digáis, aquí no hay nada de nada, que os gusta ver mariposas donde no las hay).
Aproximadamente el 30% de las imágenes son la carretera. Vale, yo he grabado imágenes así cuando me aburría. Soy un genio. Si lo llego a saber las comercializo.
El señor Gallo aparecé en el 99% de las escenas de la película, todo el tiempo que puede demostrando lo que mola su moto, lo que mola su furgo y lo que mola él mismo. Lo que viene a ser tener el ego del tamaño de un piano, pero sin la connotación artística que conlleva el propio piano.
La mamada de la señorita Sevigny (muy guapa, por cierto) es tan innecesaria que hasta da rabia. Si quieres que te la chupe, móntate un video porno amateur con ella y lo cuelgas en pornotube. Yo lo veré. Pero no tengas la cara dura de meternos esta escena con calzador en la peli. No me jodas.
La película no es tierna. Lo que pasa es que si a la gente le cuentas una historia sin banda sonora, con frases cortas y largos silencios, se creen que están viendo la película definitiva. Y además, son los más cultos, modernos y cool del barrio. Si. Es tan tierna que aún no se han saludado como aquél que dice y ya le está besando el glande. Puro amor.
La película es tan pretenciosa, que no dejo de imaginarme al señor Gallo masturbándose una y otra vez mientras se ve a sí mismo y piensa en lo maravillosamente genial que es. No creo que haya nadie en el mundo que pueda quererse más a sí mismo.
Y por si no fuera bastante, la película es tan vacía que aburre hasta a los más avezados espectadores (que yo en este tipo de cine tengo la mili hecha, y esta película es una tomadura de pelo total).
Y a eso vamos a añadirle un final que no viene a cuento y que te deja con la bella y sana intención de quemar el DVD. Pero no es tuyo, es del videoclub. Y eso te frustra más.
Conclusión: Desde aquí oigo las risas de Vincent Gallo. Nos la ha clavado a todos y encima le están alabando. En serio, tiene que pensar que el mundo está lleno de gilipollas, porque a él mismo no puede gustarle lo que ha echo.
P.D.: Que nadie se ofenda por mis palabras, soy borde, grosero y bastante airado. Y esta película es una aberración que me ha puesto furioso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
DrX
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14 de octubre de 2009
29 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conozco a un amigo que se puede tirar hasta dos horas mirando la pared con la punta de la lengua colgando de la comisura de los labios y pensando en quién sabe qué apasionantes musarañas. Mi amigo no es que sea tonto ni simple, ni mucho menos, pero sí es muy abstraído y el fluir de sus pensamientos debe resultar tan interesante que sirven para mantenerle en ese estado, ajeno a cualquier perturbación o intervención de la vida externa.

En "The brown bunny", el director nos proporciona la experiencia de mirar a una pared durante una hora y pico, pero en cambio, no nos cuenta nada de las musarañas, ni de su vida, ni de sus hábitos, pasiones o intereses, con lo cual aquellos que con lógica perplejidad, enuncian en sus críticas el hecho de tener la sensación de que no se les ha contado nada, es porque en el acto de contemplar las musarañas existen dos componentes, a saber:

1) La observación.

2) Las musarañas.

Y el segundo componente se lo ha metido Vicente por la tangente.

Puede que el objetivo de Gallo no sea compartir sus musarañas, sino provocar que el espectador cree sus propias musarañas, dotándolas de las características que dicho espectador considere más idóneas en tan socorridos animalillos, pero incluso para crear musarañas autóctonas es necesario ofrecer el cultivo de un terreno propicio que sirva a la cría y reproducción de los especímenes, algo que en esta película clama por su inexistencia, resultando por tanto un interminable paseo por los páramos de los tiempos muertos, ideal para quienes consideren el fondo de pantalla del Windows una interesante muestra de cine alternativo y para fans del género conocido como cine para empanados.
Neathara
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