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Buscando a Eric

Comedia. Drama Eric Bishop, un cartero de Manchester, fanático del fútbol, atraviesa una dura crisis vital: sus dos hijos hacen trapicheos de todo tipo, su hija le reprocha que no sepa estar a la altura de las circunstancias y, además, su vida sentimental es un desastre. Ni siquiera el buen ambiente que reina en el trabajo consigue levantarle el ánimo. Inesperadamente, una tarde se presenta en su casa Eric Cantona, su ídolo, la estrella de su equipo, ... [+]
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Críticas 70
Críticas ordenadas por utilidad
7 de noviembre de 2009
55 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buscando a Eric es una peli que va de menos a más. Arranca con una sólida presentación de los personajes, sobre todo del protagonista (que por mucho que aparezca en los títulos de crédito no es Cantona sino otro Eric, apellidado Bishop), pero se va diluyendo a medida que avanza la historia y aparece el ídolo francés. Cantona se aparece al bueno de Bishop, cartero de profesión y aficionado del Manchester United, y le da consejos para recomponer su desastrosa vida. Cierto es que Bishop es una ruina, pero no más que otros personajes de Loach.

El mago del realismo social británico teje aquí una primera hora de ñoñerías entre Cantona y Bishop a la mayor gloria del futbolista francés, que directamente es pintado como el mejor jugador de la historia del fútbol. Ahí está Cantona metiendo goles, Cantona dando el mejor pase de la historia para que Dennis Irwin le marcara un golazo al Tottenham, Cantona subiéndose el cuello de la camisa y Cantona recorriéndose todo el campo para firmar un golazo digno de Maradona. No habría estado de más haber puesto también la entrevista en la que insultó al seleccionador francés y por la que dejó de ir a la selección de su país o la patada voladora que le metió a un aficionado, que sólo aparece de pasada.

Bueno, pues tras una hora de loa a Cantona y de apariciones mágicas de éste en el cuarto de Bishop, la cinta se va transformando y por fin la historia se convierte en uno de esos relatos duros extraídos de las calles del Reino Unido a los que tantos nos tiene acostumbrados Loach. Y ahí, ya sin Cantona, es donde la peli se mueve bien, donde va cogiendo interés, donde capta al espectador hasta tenerlo atrapado. Vuelve a haber amor, mafia, humillaciones, venganzas, lealtad, amistad y compañerismo. Y también humor. Y fútbol. Y Bishop empieza a parecerse al Joe de Mi nombre es Joe y comienza a luchar, a comerse la calle como hacía aquel entrañable personaje.

Así, la peli se viene arriba cada vez más, liberada ya del freno de mano que supone la loa continua a Cantona y se convierte en una buena película, sumamente atractiva. Y cuando uno piensa que la historia está bien, pero que ya le suena, que la ha visto antes firmada por el mismo director, entonces Loach sorprende con uno de los finales más originales que he visto en los últimos años. Un final genial que te hace acabar la peli con una sonrisa de las gordas.
ferperavi
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30 de octubre de 2009
38 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿A quién no le gustaría que su ángel de la guarda cobrara vida en la piel de su más idolatrado personaje? Que te guíe, que te aconseje, que te apoye, que comparta sus exitosas experiencias contigo…Yo imagino a Springsteen mostrándole el camino de la vida a un servidor y la verdad, se me caen dos lagrimones. Pues esto es lo que le pasa a Eric Bishop, el protagonista de esta historia. De buenas a primeras, cuando su vida pende de un hilo, tanto psíquica como emocionalmente, el póster que preside su dormitorio toma vida y ¡voila!, aparece Eric “The King”, el gran Cantona.

Un futbolista que fue más allá de lo meramente deportivo. Un tipo con carácter, inquietudes, de personalidad arrebatadora y cuyo acercamiento al cine está tomando tintes bastantes serios. En esta ocasión con Loach. Supongo que la llamada del genio al cineasta tuvo que ser algo parecido a esto:
- Cantona: hola Ken, soy Eric.
- Loach: oh, un mítico. Qué tal. Me dijeron que me llamarías, pero…tú sabes que lo que a mí me gusta es el criquet, ¿no?
- Cantona: sí claro, y hacer cine social. Por eso te llamo. Lo del criquet…pues supongo que tiene que haber de todo.
- Loach: jaja. Y bueno, ¿y en qué estás pensando?
- Cantona: pues que haremos una película. Yo la produciré y tú la dirigirás. Me interpretaré a mí mismo y contaremos una historia de las que te gustan y que me sucedió cuando ejercía de “red devil”: un hombre al límite, abrumado por las dificultades y los problemas que se presentan en la vida, y que no encuentra salida ninguna. Pero esta vez, y para variar, le lanzaremos un chaleco salvavidas. Daremos al público un buen sabor de boca final.
- Loach: suena interesante. Pero sabrás que mis actores suelen ser desconocidos y con libertad absoluta para interpretar las líneas de su guión.
Cantona: por supuesto. Por eso te llamé a ti y no a Winterbottom.

Total que “Looking for Eric” se convierte en una evolución en el cine de Loach donde la realidad de lo cotidiano no se queda solo en el drama o en lo injusto. Esta vez se busca la luz al final del túnel. Una esperanza con tintes fantásticos que se hace realidad en la figura de Cantona, quien transmite esos valores que le subieron a los altares del mundo futbolístico y que, trasladados a la vida, pueden hacer de ésta algo más sencillo y llevadero. Competitividad, capacidad de liderazgo, de sacrificio, contundencia, solidaridad o poder de decisión. Características que se ensamblarán perfectamente con el cine de Loach para hacerlo más positivo y darle una forma final a un producto que resulta muy gratificante.

Eric Cantona: artista, genio, figura. Como tú mismo dices: “quien pronostica tiempo peligroso nunca surcará los mares”. Pues eso. Arriésgate y quédate con nosotros en este rinconcito del arte y cuéntanos historias, que seguro que las ha tenido a millones. Nosotros las veremos encantados.
Alfie
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24 de noviembre de 2009
27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
En otra etapa de su vida Ken Loach seguramente habría optado por trazar paralelismos entre el episodio más negro de la carrera de Eric Cantona, el patadón de karateka al aficionado, y los tristes sopapos que la vida le va pegando al protagonista. Quizá se haya tragado últimamente la filmografía completa de Frank Capra, porque ha pegado un sorprendente giro en el que (por fin) ha olvidado el tremendismo que siempre le ha caracterizado.

Por eso, un tipo de barrio (papelón de Steve Evets) encuentra la solución a sus problemas en una cómica sesión de autoayuda con los colegas: verse a través de los ojos de su ídolo. Con aire optimista, sin carga política pero sensible aliento social, se da cuenta de que, como en el fútbol, la unión hace la fuerza y el trabajo en equipo lo es todo. Y ahí, pasando de amargarse y bien pegado a su familia y amigos se encuentra la actitud adecuada: la de obviar el mentado episodio de la patada y poner en su lugar un precioso gol de vaselina por toda la escuadra a cámara lenta.

¿Blandita? Puede que un poco, pero yo estoy encantado con este nuevo Ken Loach que por fin sonríe. Yo también prefiero el gol de Zidane en la final de la Champions al cabezazo a Materazzi, y eso que soy del Barça.
Felipe Larrea
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17 de marzo de 2010
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque hay que reconocer que en el inicio cuesta sintonizar con la historia*, por lo menos a un servidor, llega un momento en el que todo va rodado y se alcanzan cotas de emoción muy singulares. Les recomiendo aguantar ese chaparrón, como de diez minutos iniciales, porque merece la pena.

Como comentan en el foro, ken Loach parece que añade elementos positivos de Frank Capra: salvando las distancias se podría establecer un paralelismo con "Qué Bello es Vivir" de Capra; La aparición de Cantona es el personaje homólogo del ángel de Capra, pero con connotaciones laicas y futboleras, en su mejor sentido, es decir, como punto de encuentro y de unión social.

Loach, una vez más, nos muestra su genio para contar una historia con tintes oníricos representado en la figura imaginativa de Cantona**. Como si de un cuento de hadas se tratara nos transporta a un final imprevisible con toques de humor. Como dice Cantona, cuando no vemos salida a un problema, en realidad hay más posibilidades de las que imaginamos, y nos da algunos consejos derivados de su estrategia en el fútbol: "quién siembra cardos cosechará espinas"; "si son más rápidos que tú, no trates de dejarlos atrás"; "si son más altos que tú, no trates de saltar más que ellos"; "si son más fuertes por la izquierda, tú ve por la derecha"; Pero no siempre, porque "para sorprenderlos primero tienes que sorprenderte a ti mismo".

Creo que este es un cine de los que dejan huella. Podemos extraer una moraleja edificante y al mismo tiempo entretiene.

Muy Recomendable este gran reserva del 2009.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Máximo Pablo
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10 de noviembre de 2009
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo surgió cuando Eric Cantona les propuso a Ken Loach y Paul Laverty, futboleros manifiestos, diferentes ideas para una película en la que él aparecería. Y viendo el resultado, la verdad es que el ex del United ha nacido para algo más que para fútbol. Ya enseñó sus dotes para el espectáculo propiamente dicho (si consideramos que sus acciones en el campo son sólo deporte) en recordadísimas superproducciones publicitarias de marcas deportivas, en las que, ya fuese como capitán y estandarte de una envidiable selección de cracks, o como maestro de ceremonias en la exhibición de posteriores generaciones de dioses del fútbol, derrochaba un carisma y un magnetismo sin igual. Vamos, lo que se dice un auténtico showman.

Se trata de la primera propuesta primordialmente cómica del realizador británico, indiscutible avatar del cine social, político y combativo de calidad. Precisamente a algunos les ha chocado que el tándem director-guionista haya escogido precisamente este momento de crisis para cambiar de registro y ofrecer una visión optimista. Pero, lejos de lecturas políticas sólo pretendidas por una voluntad sensacionalista, este optimismo (que de alguna manera está presente en toda su filmografía en forma de consecución de una estabilidad aceptable) no es ni mucho menos gratuito y escapista, sino que parte de un problema real, personal e intimista, posiblemente más intenso y, por supuesto, universal, que muchos problemas sociales y políticos concretos.

El protagonista, Eric Bishop, cartero de Manchester y forofo del United, está pasando por un mal momento sentimental y familiar, al que responde arisco y encerrado en sí mismo. Hasta que aparece su ídolo y tocayo, el mismísimo 'The King' Cantona, personificando a su voz interior que, con un inglés afrancesado, le enseña a apoyarse en los demás, a dejarse ayudar, para así salir de su crisis personal.

Es un película de respuestas, un rito de tránsito caracterizado por la camaradería, el espíritu de grupo, la redención, la confianza en uno mismo y en los demás, y la búsqueda de la dignidad. No se basa en el endiosamiento del ídolo, al que por el contrario dibuja entrañable, con sus propios defectos (genial el momento en que hace sonar la trompeta sin demasiado virtuosismo), anti-ególatra (cuando le confiesa a Eric que su mejor momento fue un excelente pase a un compañero, más que cualquier gol) y como forma que toma la propia conciencia para que así se le escuche.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Skorpio
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